Ser peregrino está de moda. Las personas más inverosímiles parten con zapatillas deportivas y mochilas rumbo a destinos con pretensiones más o menos plausibles de ser lugares de peregrinación. No todos son sagrados. La tumba de lord Byron en Hucknall o la de Jim Morrison en Père Lachaise atraen a multitudes. Sin embargo, aun en esta época secularizada, estos lugares quedan eclipsados por las legiones que siguen los senderos de la Cristiandad que conducen a Walsingham, a Roma, a Lourdes o al irresistiblemente atractivo Santiago de Compostela, el destino más querido de todo s. La leyenda del ministerio de Santiago en España encaja en una tipología narrativa de la era apostólica, similar a los relatos de la predicación de santo...
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