Primer día, primer jaleo. El partido de Argentina frente a Marruecos en esta jornada inagurual del torneo de fútbol en los Juegos Olímpicos de París ha terminado de la manera más rocambolesca. Difícil recordar un final más loco para un encuentro de fútbol. Por lo visto en el césped, por la reacción de una de las aficiones y por la decisión final.
Corría el minuto 105 de encuentro -sí, un cuarto de hora de añadido- cuando Cristian Medina anotaba el gol del empate para Argentina (2-2). La reacción de la afición marroquí no se hizo esperar, lanzando diversos objetos sobre los jugadores argentinos que celebraban el empate. Acto seguido, los aficionados bajaron e invadieron el campo. Lo que envió a ambos equipos al túnel de vestuarios.
El partido se suspendió durante más de una hora y el resultado se había dado por válido con el 2-2... pero la historia todavía no había terminado.
Después de un largo tira y afloja, finalmente se impuso el criterio del árbitro, que quería revisar la jugada en el VAR. Éste determinó, hora y cuarto después del gol, que había posición antirreglamentaria por fuera de juego en la jugada del tanto argentino, por lo que quedó anulado y los equipos tuvieron que volver al césped para jugar tres miinutos más.
Al final el encuentro terminó con victoria de Marruecos por 2-1, que ya le traslada las primeras urgencias a Argentina. Y, además, el choque pasa al recuerdo como uno de los finales más inverosímiles de la historia del fútbol olímpico y global.
