Fue en la madrugada del 2 de abril de 1982 cuando una serie de buzos argentinos desembarcaron en las Islas Malvinas. Eran la avanzadilla de la Operación Rosario, un plan que buscaba la reconquista de tan deseado territorio. Al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, entre Estados Unidos y Hawái, las Islas Malvinas se encuentran a unos 600 kilómetros de la costa patagónica. Están bastante alejadas de la costa, suponen un lugar estratégico en pleno Océano Atlántico, y en total poseen una superficie de 11.718 kilómetros cuadrados, hoy administrados por Reino Unido. Pero en aquel día de 1982 era Argentina quien buscaba estar al mando, por lo que se sometió a una lucha por la recuperación de una zona que las fuerzas británicas le arrebataron en 1833.
Durante diez semanas, se produjo un duelo de disputa por la soberanía de las icónicas Islas. Un reclamo que, si bien la guerra se apagó hace años, aún hoy continúa vigente. Por un lado, Buenos Aires sostiene que las islas fueron descubiertas por España en 1520, durante la expedición de Magallanes, por lo que desde ese momento quedaron dentro de los espacios bajo control efectivo de las autoridades españolas. Cabe destacar, en este sentido, el Tratado de Utrecht, firmado por países como Reinoi Unido, Francia, Portugal, España o Austria y que, más allá de dar fin a la guerra de sucesión española, consolidó la legalidad de posesiones de España en América del Sur y confirmó su exclusividad de navegación en el Atlántico Sur. Con esto, Argentina reclamó los derechos sobre las Malvinas y ejerció soberanía desde 1820.
En cambio, la teoría de Londres es que las islas fueron descubiertas por un marino inglés en 1592, y luego compitió con España por su soberanía. Un tira y aflora entre ambos países que se ha dilatado en el tiempo durante más de un siglo, y que parece haber cerrado en parte Javier Milei, con unas declaraciones recientes. El presidente de Argentina ha tirado años de debate y disputa por la borda explicando que estas islas "están en manos del Reino Unido", y que no hay "una solución instantánea a la disputa", recalcando que su país "no busca el conflicto".
La guerra se desató tras estancarse las negociaciones que llevaban librando ambos países durante años. Además, Argentina fue gobernada por una dictadura militar a partir de 1972, en aquella época por Leopoldo Fortunato Galtieri, lo que también propició la invasión de la isla, pues el mandato citado coincidió con una época de inestabilidad política interna y crisis económica en el país latino, por lo que la lucha en las Malvinas fue una excusa del régimen para recuperar el apoyo popular. No obstante, la victoria fue para los ingleses, gobernados entonces por Margaret Thatcher, así como poco después de la derrota de Argentina el gobierno de la Junta Militar cayó.
Más de 23.000 soldados argentinos fueron desplegados, de los cuales 5.000 desembarcaron en el Puerto Argentino de las islas iniciando la operación Rosario. Ante esto, Thatcher movilizó a la Royal Navy, desplegando durante la guerra a un total de 25.948 marinos y soldados británicos. El costo humano fue de 649 soldados argentinos y 255 británicos, así como tres civiles habitantes de las islas.
Se trata de un episodio corto de la historia reciente, pero no por ello olvidado o de menor importancia. De hecho, continúa siendo tema recurrente entre los políticos de ambos países, no solo en el caso citado de Milei, siendo la denominada "Cuestión de las Malvinas" una herida aún sin cerrar. Aunque en 1990 ambos países retomaron relaciones diplomáticas, se trata de un episodio que está lejos de curarse, y que por ello aún escuece.