Este viernes, París hará historia y se convertirá en la primera sede olímpica en dar vida a una ceremonia inaugural de unos Juegos Olímpicos fuera de un estadio. Si todo sale bien será el premio a un esfuerzo titánico, de años de planificación para madurar una idea que pese a su originalidad, resulta que no es original y exclusiva de París 2024 , sino que surgió al otro lado del Atlántico, en Buenos Aires . «En 2018 hubo una ceremonia de inauguración al aire libre, con motivo de los Juegos Olímpicos de la Juventud, y funcionó muy bien. Había cientos de miles de personas en la principal avenida de Buenos Aires, alrededor del obelisco, y allí fue una gran emoción. Me dirigí a Tony Estanguet (jefe del comité organizador de París 2024) y le dije que me imaginaba algo así también en Francia. Al principio me respondió que sería muy difícil, que continuáramos hablando de ello de vez en cuando y finalmente Tony me dijo: 'Primero tengo que consultar con seguridad y con las autoridades, pero creo que es una muy buena idea'», resumió recientemente Thomas Bach , presidente del Comité Olímpico Internacional. Pensar en algo similar llevó a los responsables de los Juegos de París a fijarse en los Campos Elíseos como lugar para la ceremonia. Sede habitual de la última etapa del Tour de Francia , una de las avenidas más famosas del mundo... Lo tenía todo para ser el escenario de la apertura olímpica hasta que Estanguet acudió al COI con una idea que iba un paso más allá: utilizar el Sena como una arteria de 6 kilómetros donde hasta 10.500 deportistas cruzarán la ciudad a bordo de barcos hasta llegar al Trocadero, donde tendrán lugar las coreografías finales que completarán el espectáculo y el encendido de la llama olímpica. «Me entusiasmó desde el principio», aplaudió el presidente Bach, que desde ese momento vio relejado en el Sena lo que él vio hace seis años en la Avenida 9 de julio de Buenos Aires. Leandro Larrosa , CEO del comité organizador de los Juegos de la juventud de Buenos Aires 2018, explicaba en EFE los secretos de aquella ceremonia y sus parecidos y diferencias con la que prepara París. Hacer de la inauguración «una celebración de la gente de la propia ciudad» fue el germen de la idea. «Empezamos a pensar cómo hacerlo sin que estuviera restringido a la capacidad de un estadio o al costo de una entrada y en un lugar que se explicase por sí solo. Y ahí fue donde encontramos nuestro gran icono, el Obelisco, y esa Avenida 9 de Julio », apuntó Larrosa, que es la arteria más grande y más transitada de la capital argentina. «Hicimos una primera animación, una 'storyboard', y se lo presentamos al COI. El apoyo que tuvimos del presidente fue inmediato. Y, obviamente, después empezaron todos los 'peros'», añadió. ¿Porque cómo preparar todo para mantener el secreto del espectáculo de una ceremonia inaugural? Los ensayos, recordó el responsable olímpico, se hicieron en un club privado, donde se creó una reproducción a escala real del Obelisco. «Lo planificamos durante un año y medio y la operación propia en la zona fue de aproximadamente un mes, con 1.500 personas trabajando en el lugar», concretó. El control de seguridad en el acceso fue similar al que hay en cualquier estadio de fútbol. Y el día del estreno, entre 250.000 y 300.000 personas se congregaron en la Avenida 9 de Julio, sin que se produjesen incidentes. «Los sistemas de seguridad fueron muy bien coordinados por parte de la policía de la ciudad de Buenos Aires, en conjunto con las fuerzas federales . Además, los servicios de inteligencia también trabajaron muchísimo porque un mes después de los Juegos se hizo el G 20 en Buenos Aires y había un comando unificado que estaba al cargo,», resaltó. Larrosa recuerda cómo Bach dijo: '¡Cómo me gustaría ver esto en París!'. «Inicialmente costó mucho trabajo convencer a todas las autoridades locales, pero a la vez también ellos dieron un paso más, porque una cosa es hacerlo en la calle y otra en un río. Es un desafío que va más allá todavía», aseguró, «aunque básicamente los retos son los mismos». Como experto en mercadotecnia, Larrosa considera que la ceremonia en el Sena, con final en el Trocadero frente a la Torre Eiffel, «es el mejor posicionamiento que podía haber elegido París desde el punto de vista de márketing hacia el mundo». «Los Juegos van a ser recordados por mucho tiempo por sus escenarios. Quién imaginó ver en el Palacio de Versalles un caballo saltando o el voley playa debajo de la Torre Eiffel . Es un sueño hecho realidad. Es una película desde el punto de vista del márketing, porque los Juegos son una herramienta para posicionar una ciudad o posicionar un país», aseguró. Pero Larrosa consideró importante resaltar que «la fórmula que funcionó para Buenos Aires y que va a funcionar para París no implica que se pueda reclamar a todos los comités organizadores del mundo que hagan una ceremonia de apertura afuera, porque tal vez la características de su ciudad no lo permitan». Pero París asumió el reto y está preparado para sorprender el viernes al mundo.