Los científicos han sugerido que en vez del Planeta Nueve hay un agujero negro pequeño después de la órbita de Plutón. Una teoría más exótica sostiene que existe una distorsión espacio-temporal en una región de cosmos cercana a la Vía Láctea, en el cúmulo estelar IRS 13.
Por casi 25 años, los astrónomos pensaron que IRS 13 era una estrella binaria o una supernova en potencia. Sin embargo, los cálculos causaban dudas. ¿Estaremos ante la presencia de un agujero negro de masa intermedia, el eslabón perdido de la historia del universo?
Cerca del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, el cúmulo estelar IRS 13 ha captado la atención de los astrónomos porque podría albergar, según los datos científicos, un agujero negro en su núcleo. Pero no se trata de una región predecible: el comportamiento de las estrellas sugiere que aquella región oscura espacio-temporal cuenta con una masa intermedia, menor que los supermasivos o gigantes cósmicos.
Los agujeros negros de masa intermedia son extremadamente raros —de 100 a 1 millón de masas solares—, lo que hace que IRS 13 sea interesante y motivo de discusión entre los especialistas. Además, su proximidad al centro galáctico, a solo 0,1 años luz de distancia, indica que podría estar contribuyendo al crecimiento del agujero negro supermasivo Sagitario A* en el corazón de la Vía Láctea.
Esta observación es crucial para entender cómo evolucionan los agujeros negros. Normalmente, los agujeros negros estelares se forman a partir del colapso de estrellas masivas, con masas que no superan 80 veces la del Sol. En cambio, los agujeros negros supermasivos tienen masas que van desde millones hasta miles de millones de veces la del Sol. Los agujeros negros con masas intermedias, por lo tanto, son los eslabones perdidos en estos sectores donde ni la luz puede sortear a la gravedad, con su velocidad constante de 300.000 km/s.
Desde su descubrimiento hace 25 años, IRS 13 ha sido un enigma para los astrónomos. Inicialmente, se pensó que era una sola estrella masiva, luego una estrella binaria y hasta un candidato a supernova. Ahora se sabe que es un pequeño cúmulo estelar, cuya proximidad a Sagitario A*, que suma 3,8 millones de masas solares, hace difícil entender cómo puede mantener su estructura y no desgarrarse.
Un equipo liderado por el astrofísico Florian Peibker de la Universidad de Colonia, Alemania, se animó a examinar el movimiento de las estrellas y el gas en IRS 13. Encontraron que el desplazamiento era ordenado y ello sugería la presencia de un objeto masivo dentro del cúmulo que mantiene su integridad gravitacional.
Observaciones posteriores identificaron un anillo de gas ionizado y rayos X girando a gran velocidad, a unos 130 kilómetros por segundo. Esto permitió calcular la masa del objeto central en unas 30.000 veces la masa del Sol, es decir, estaríamos ante un agujero negro de masa intermedia.
Futuras observaciones con tecnología avanzada proporcionarán más detalles sobre este objeto misterioso. Según Peibker, IRS 13 es un componente esencial para el crecimiento de nuestro agujero negro central Sagitario A*, el cual permanece 'acechado'.