SANCTI SPÍRITUS.— Eliza tiene 39 años. Cuando mira por el retrovisor de la vida, siempre se ve durante su infancia en lo alto de una construcción y a sus pies una piscina inmensa y honda. Escucha a lo lejos a Rudy La Scala y el bullicio de otros pequeños. Es el verano de cualquier año de la década de los 90 y el Hotel Zaza resulta uno de sus lugares de preferencia.
«Mis padres me llevaban allí en cada etapa vacacional. Era un lugar muy bonito y desde las habitaciones se veía la presa como si fuera un mar. Iban muchas personas, siempre hacía nuevos amiguitos», rememora con un aliento nostálgico.
Incluso, recuerda una recurrente anécdota familiar. En 1979, sus padres coincidieron en esa instalación con Los Gallos, quienes celebraron allí ser los campeones de la 18va. Serie Nacional de Béisbol, la única vez que se llevaron el gato al agua.
«Sin duda, fue por mucho tiempo un hotel insigne no solo de Sancti Spíritus sino de la región central de Cuba. Ojalá ahora vuelva a recobrar algo de ese esplendor, porque realmente muchas generaciones de espirituanos conservamos muy buenos recuerdos de sus servicios. Incluso, no pocas muchachas mayores y contemporáneas conmigo inmortalizaron sus 15 años en ese lugar por la belleza de sus áreas».
El anhelo de Eliza se multiplica en Sancti Spíritus. Tras ser afectado por un considerable deterioro, intentos fallidos de despojarse del paso del tiempo, el insuficiente cuidado y abrir sus puertas durante la pandemia como sitio de descanso para los colectivos que laboraban en las zonas rojas, el Hotel Zaza renace hoy desde sus propias cenizas. Un verdadero reto en tiempos de estrechez económica y escasez de recursos, mas fuerzas y apoyos de todo el país prácticamente no duermen para cumplir ese objetivo.
Su diseño, similar a otras muchas instalaciones de su tipo en Cuba, como el Hotel Ciego de Ávila, el Hanabanilla (en Manicaragua), el Pinar del Río…, rompe con el resto por su ubicación. Se erigió en la década del 70 del pasado siglo como faro de la presa Zaza, la mayor de Centroamérica y el Caribe. Cuando a su vientre artificial no le cabe un milímetro cúbico más de agua, la construcción del sector del ocio espirituano simula flotar en el líquido inamovible del embalse.
«Uno de los atractivos del hotel era hacer pesca deportiva. Incluso, por mucho tiempo prestaron el servicio de ir en pequeñas lanchitas al motel El mosquito, ubicado en una de las puntas de la presa, y pasar un rato agradable en otro lugar recreativo. Recuerdo que ese recorrido era muy divertido. Cuando no estaba tan llena y pasabas cerca de los restos de la Fábrica Nela, podías ver entre las aguas fragmentos de las estructuras que aún se conservan allí», reconoce María Antonia López, maestra espirituana.
De esa época de esplendor, más allá del recuerdo, solo quedan la fuerte estructura constructiva, el foso de ambas piscinas y el anhelo de un colectivo —en su mayoría con poco tiempo de trabajo en el lugar— de ofrecer sus servicios, de acuerdo con los estándares de calidad.
«Pasada la etapa más fuerte
de la COVID-19, el hotel permaneció cerrado durante tres años. Hubo varios intentos de recuperarlo, pero fueron aislados. Realmente, el otorgamien-
to a Sancti Spíritus de la sede central de las celebraciones por el aniversario 71 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes se convirtió en la oportunidad ideal para cumplir con una aspiración de años», explica Pablo Osorio Cintra, director de Islazul Sancti Spíritus.
Y el puntillazo final lo dio el miembro del Buró Político y Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, durante el último día de la visita gubernamental, el pasado 20 de junio. Llegó hasta el Zaza y sin tapujos llamó a recuperarlo. «Después del acto del 26, vuelvo para que reabra sus puertas», lanzó como dardo en más de una ocasión durante esa jornada.
Pocas horas después, en la instalación, a la que se llega por un camino que se desvía de la Carretera Central, entre los municipios de Jatibonico y Sancti Spíritus, comenzó a sentirse la fuerza telúrica de la rehabilitación, impulsada por trabajadores de casi todo el país.
«Se trabaja para erigir el bar Media Luna, a la entrada de la carretera que llega hasta acá, el cual fue demolido hace años, y recuperar el resto de los bares en la propia construcción central, sus áreas públicas y un grupo significativo de habitaciones. De esa forma, en esta primera etapa lograremos ofertar todos los servicios», añadió Osorio Cintra.
El Ranchón Media Luna, en la intersección de la Carretera Central con el vial que conduce al hotel, también renace.
A pie de obra, donde no se pierde ni un segundo, conducen las acciones el Grupo Empresarial Servitur, la Empresa Inmobiliaria del Turismo, Emprestur y la Organización Superior de Dirección Empresarial de Islazul. Bajo su mando laboran trabajadores de diferentes especialidades y unidades productoras. «En tiempo récord estamos rehabilitando
una obra, prácticamente, desde su totalidad», señaló.
El equipo de Juventud Rebelde que visitó la obra constató que el descanso es una palabra casi ausente en el vocabulario de quienes «han asaltado» el Hotel Zaza. Entre labores de pintura, enchapado, resane, poco a poco se vislumbran algunos espacios casi terminados, como las habitaciones, que dejan ver un avance de lo que serán cuando reabra sus puertas la instalación, perteneciente al grupo empresarial hotelero Islazul.
«Al unísono de las labores constructivas y de conjunto con el Centro de Capacitación para el Turismo, Formatur, la Culinaria y las áreas especializadas de nuestra sucursal, se capacita a todo el personal nuevo. Nos preparamos desde todos los frentes para brindarle al cliente una experiencia gratificante, con calidad, que se sientan a gusto y que no olviden su paso por aquí», insiste Laura Mármol Hernández, directora del hotel.
Ese, sin duda, es el mayor reto, sobre todo en tiempos complejos. Abrirá sus puertas con categoría dos estrellas y como uno de los más auténticos regalos por las celebraciones en Sancti Spíritus del 26 de Julio. Y seguirán, posteriormente, las labores de la segunda etapa programada, pero desde ya su colectivo tiene la aspiración de enfrentar con éxito un proceso de recategorización para obtener tres estrellas, gracias al compromiso y entrega en cada jornada.
Un anhelo que auscultó in situ el propio ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda.
—¿Podrá el Zaza, al menos, rozar sus años de esplendor?
—Sí, no lo dudes. Será insigne. A pesar del tiempo en que se ejecuta, no se descuida la calidad —respondió el titular del ramo.