La gran final de la pelota cubana en su versión 63ra. entre Vegueros y Leñadores arrancó los motores a toda velocidad el pasado domingo. Se trata de una discusión de título inédita en nuestros clásicos beisboleros, en la cual se mide el mejor equipo de la temporada regular contra el actual campeón nacional. No cabe dudas de que esta vez el impredecible pasatiempo de los cubanos fue justo y categórico en toda la extensión.
A la final llegaron quienes mejor han jugado, o sea, los dos conjuntos que supieron superar la presión de cada choque desde el inicio de la campaña. Sin embargo, discutir el puesto cimero de Cuba en una Serie Nacional deja emociones vivas a flor de piel. Nada es igual cuando luchas por ser el mejor, cuando te enfocas en hacer trascender un nombre que, en este caso, lleva la disyuntiva de Vegueros o Leñadores.
El público siempre desempeña un papel protagónico en cada postemporada. Foto: Abel Rojas Barallobre.
Esa sana discordia entre tuneros y pinareños por ver quién reina en lo absoluto en la tierra selecta de los campeones se terminará muy pronto, pero mientras la película beisbolera por el título está en pleno apogeo, hay sensaciones y momentos únicos. Uno de los peloteros que vive las finales de una forma diferente es el tunero Denis Peña, quien aspira a conducir a su equipo por tercera ocasión a lo más alto del podio.
En la forma deportiva en que se encuentra este portentoso jugador, que lleva cuatro cuadrangulares conectados en juegos consecutivos y siendo protagonista siempre para la tropa oriental, uno pudiera pensar que el muchacho ya está despojado de todas las presiones en esta instancia. Pero no, su respuesta es absoluta: «nadie escapa de la presión externa e interna cuando discute el título de Cuba», comentó a Juventud Rebelde.
Sin duda, los nervios palpitan más fuerte en el cajón de bateo y la ansiedad acecha en medio de los juegos, según explica. Él mismo asegura que cada final se vive de foma diferente, con nuevos matices. Ahora frente a los Vegueros, por ejemplo, enfrentan al equipo que no ha perdido un solo duelo particular en la 63ra. Serie Nacional. Sin embargo, los favoritismos son a veces relativos porque, como explica Denis Peña: «todo radica en la manera en que uno sepa manejar y controlar las emociones. Ahí puede estar el punto decisivo para inclinar la balanza a favor o en contra de uno de los equipos».
Para el zurdo pinareño Branlis Rodríguez también resulta fundamental el autocontrol encima del box cuando tienes a tu alrededor miles de almas gritando al unísono durante la postemporada. El lanzador pinareño ha tenido que subirse a la lomita en desafíos claves esta campaña y, para muestra, el último juego de la semifinal frente a Industriales, en el que espació seis entradas y no le permitió anotaciones a la tanda de los azules. Ahora en la final, aclara, no será la excepción, pues tendrá este martes la importante encomienda de emparejar las acciones ante un rival complejo, pero que él conoce muy bien. Un equipo como Las Tunas, dice, requiere en la final el doble de concentración por la calidad que poseen todos sus jugadores en el orden al bate.
Si emocionante y difícil es para los peloteros enfrentar la final de la Serie Nacional, también para el grupo de árbitros que salen en cada partido a la grama de los estadios resulta retador. Esa no viene a ser una simple visión personal, si no que así lo afirma un hombre con 18 series nacionales y más de diez postemporadas impartiendo justicia en las finales, Jorge Niebla Rodríguez. Según cataloga, en estos momentos hay que sacar el extra para que todo salga lo mejor posible, aun cuando las aficiones no siempre comprendan ni valoren justamente el trabajo que ellos realizan. «Pero en lo personal, dice, me gusta sentir esa presión».
Los árbitros son un artífice importante en cada final del béisbol cubano. Foto Abel Rojas Barallobre.