Valiosos testimonios de cercanos colaboradores, combatientes e intelectuales, personas de las más disímiles profesiones, orígenes y responsabilidades cuentan la grandeza de los valores del Comandante en Jefe
SANCTI SPÍRITUS.— Escuchar, mirar a los ojos, poner las manos sobre los hombros, quizá fueron las fórmulas exactas del Comandante en Jefe para liderar un país. Y aunque intentar clasificar, encasillar, denominar su método resulta imposible, el libro Fidel Castro, el arte de gobernar, de la joven periodista Yunet López Ricardo, ofrece luces al respecto, pero desde la propia voz de quienes lo conocieron.
«Pudieran pensar que es un texto escrito por incisos, puntos en los que se van desmenuzando sus modos de hacer, pero no. Este libro me lo imagino como un pozo infinito en el que todo el que se asome va a aprender de Fidel, va a sentirlo», aclaró su autora.
Son páginas que emocionan, remueven conciencias y guían, porque lo rememoran valiosos testimonios de cercanos colaboradores, combatientes e intelectuales, personas de las más disímiles profesiones, orígenes y responsabilidades.
«Hay anécdotas maravillosas, incluso hasta de su fino sentido del humor. Nos revela como en un viaje que nos lleva desde la cuna hasta los últimos días de su vida. Nos presenta un Fidel insospechado, casi desconocido, pero sobre todo nos demuestra su gran vocación humanista».
El texto llegó a Sancti Spíritus como regalo por ser sede central de las celebraciones por el aniversario 71 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. La biblioteca provincial Rubén Martínez Villena, justo desde donde el Comandante en Jefe habló por vez primera al pueblo de este territorio, fue escenario de la presentación.
Alba Orta Pérez, quien tuvo a su cargo la presentación, reconoció los valores y la vigencia del texto editado por el Centro Fidel Castro Ruz. «Es ante todo guía, estímulo y enseñanza ya sea en un barrio, un poblado, una empresa, donde corresponda defender los destinos de la nación, habrá que volver una y otra vez a Fidel para tener la Cuba que él siempre quiso». (Lisandra Gómez Guerra)
