Fue un gesto que el historiador Francisco Estévez nunca olvidó. Corría 1987, un año antes del plebiscito que determinaría el término de la dictadura civil-militar en Chile, cuando el secuestro del Coronel Carlos Carreño Barrera desató una serie de allanamientos en diversos sectores de la capital.
La población Cruz Gana, ubicada al sur de la avenida Carlos Dittborn en Ñuñoa, fue una de las afectadas por la intromisión de los militares, y el domicilio de Estévez uno de los revisados.
“Yo conservaba en mi biblioteca una foto que para mí era muy simbólica, grande, de Salvador Allende con Carlos Prats. Al entrar, uno de los conscriptos, vio la foto, se la mostró al que estaba comandando el allanamiento y me llevaron detenido. Sólo por tener esa foto. Me trasladaron al cuartel de investigaciones que está en Macul, pero antes de salir le pedí a mi señora de entonces que avisara al Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), donde trabajaba entonces”, recordó el historiador.
Sin embargo, lo que en principio se dibujaba como un panorama oscuro terminó con Estévez liberado gracias a Hortensia Bussi, viuda del expresidente Allende e incansable luchadora por los derechos humanos, que desde su exilio en México se manifestó en torno a dicho episodio sucedido en Chile.
“Poco después, me entero de que Tencha hizo una declaración que salió en los medios de comunicación, denunciando esta situación de los allanamientos y la detención mía en ese contexto. Y creo que fue muy efectiva esa intervención, porque más o menos a las tres horas me soltaron. Nunca podré olvidar el sentimiento de gratitud hacia ella”, sumó Estévez.
Para el ex director ejecutivo del Museo de la Memoria y los DD.HH., aquella historia contribuye a ilustrar el legado de Bussi, cuyo trabajo en el extranjero resultó fundamental para el retorno a la democracia en Chile.
Una herencia que hoy es celebrada a través de la exposición “Tencha, memoria epistolar y solidaridad en el exilio”, organizada por la Fundación Salvador Allende y abierta al público desde este 23 de julio en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA), y que retrata su obra a través de una serie de cartas, discursos y fotografías como un homenaje por los 110 años de su natalicio.
Exposición “Tencha, memoria epistolar y solidaridad en el exilio”, disponible en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende
Isabel Allende Bussi, senadora del Partido Socialista (PS) e hija del matrimonio entre el Tencha y el líder de la Unidad Popular, fue una de las tantas autoridades, familiares y amigos que llegaron al MSSA para ser parte de la inauguración de la muestra.
“Estoy muy emocionada y agradecida de que haya llegado gente amiga, gente cercana, exministros, gente que conoció a Tencha, pero también de otras generaciones, y eso es lo valioso”, señaló Allende. “Aquí hay grandes amigas mías que por supuesto conocieron mucho a Tenchita, pero también hay gente joven, y para nosotros es muy importante que se conozca el tremendo rol que jugó Tencha“.
Esto último es, precisamente, lo que busca la exposición curada por Pamela Ipinza, y que tiene que ver con una reivindicación actual del legado de Bussi.
“Es la resistente, la solidaria y la mujer con conciencia de género. Todos esos valores eran ella. Tencha, que luchaba por la unidad, que nos obligaba a decir ‘no podemos estar divididos en este exilio, mientras más divididos, más fuerte la dictadura'”, sumó la parlamentaria.
Desde la dimensión de género, Allende no dudó en describir a su madre como una “adelantada a su tiempo”. “De partida, ya que Tencha se saliera de su casa y se viniera a estudiar a Santiago era todo un acontecimiento en esos años. Estudió historia en el Pedagógico. A mí me impresionaba su amplitud, con la rapidez y flexibilidad que entendía los cambios, los tiempos, siempre como adelantándose. Realmente es una cosa maravillosa. Y lo vimos de muy cerca. Tenía una amplitud de criterio increíble y eso se rescata”, sumó.
“Fue muy precursora, siempre reivindicó a las mujeres y eso me encanta. Siempre estuvo muy rodeada de amigas. Además que en mi familia pesaban mucho las mujeres, porque al final el Chicho estaba medio aislado -aseguró con una sonrisa-. Eran dos hermanas mujeres, sus tres hijas, Tencha, las amigas, en fin. Siempre había un círculo de mujeres muy potentes que daban vueltas”, recordó.
Un aspecto que se suma a su noción de la unidad, que es rescatada por los presentes como otra de las lecciones que dejó para nuestro presente. “No es fácil haber estado al lado de Salvador Allende, un hombre dedicado a la política, al país, durante tantos años. Y ella jugó un rol importantísimo no solo a nivel familiar, sino también en lo político, siempre poniendo los temas importantes. Durante el gobierno del presidente Salvador Allende su figura fue muy relevante no como una primera dama protocolar, sino más bien como una impulsora de importantes políticas en materia de salud, educación, de derechos sociales”, valoró Paulina Vodanovic, también senadora y actual presidenta del Partido Socialista.
“Tenía una capacidad de valorar la participación popular desde el pueblo, desde el mundo poblacional, desde la base misma. Algo que hoy a la política le hace mucha falta, y que tiene que ver con establecer nuevamente esos puentes de comunicación con el mundo social popular, con el movimiento estudiantil, con el movimiento obrero, con todos. Todo eso tiene un valor actual y es muy necesario, porque si la política se elitiza, si se va del lado de la gente, se corren muchos riesgos de caer en soluciones autoritarias y despóticas“, sumó el historiador Francisco Estévez.
Punto que fue compartido por Allende: “Ella tenía una mirada que deberíamos aprender, porque hay que ser más generosos. Todo el mundo entiende que hay que reivindicar su partido, su movimiento, en fin. Pero también hay que tener una mirada con más amplitud, con más conciencia de que, si no nos unimos, vamos a estar muy débiles. Y tenemos al frente una extrema derecha y un pensamiento que es realmente muy negacionista, conservador, que no quisiéramos que se implantara en nuestro país“.
Lejos de demostrar un intercambio epistolar limitado a la política convencional, las cartas de Tencha develan un contacto transversal y profundo con varios artistas que, desde las culturas, defendieron los derechos humanos y los valores democráticos. Una fuerza crucial para terminar con la dictadura en Chile, y cuyo valor era claro para Bussi.
Así lo explicaron Ipinza y Daniela Román, la dupla creativa detrás de la puesta en marcha de la exposición, y que incluye cartas con figuras que van desde Yoko Ono a Guayasamín.
Por ejemplo, la viuda de John Lennon escribió en una misiva enviada en junio del 2009 a raíz del fallecimiento de Tencha las siguientes palabras: “Nunca olvidaré nuestro encuentro en Santiago. Sentí tu coraje, tu fuerza y tu ansia de justicia. Entendí tu dolor, tu fragilidad y la soledad de ser viuda. Nos abrazamos… como un reflejo la una de la otra“.
“Hay muchas cosas de una dimensión estética que son muy cuidadas en su trayectoria. Todo eso está vigente a través del archivo y se ve también con las relaciones que podía establecer con otros agentes políticos y de la cultura. O sea, está Guayasamín, Cortázar, García Márquez, Sábato… Todos personajes muy importantes en la resistencia democrática que se articuló de forma internacional”, comentó Ipinza.
Y concluyó que “la Tencha en concreto, al menos en la experiencia desde el archivo, era una persona muy transversal. O sea, si bien tenía una relación con las personas en el exilio y con los distintos grupos que se formaron en diversos países donde las personas vivieron sus diferentes exilios, también con el ámbito político internacional, con la cultura. Había una transversalidad ahí que era muy amplia, y eso fue fundamental para lograr el retorno a la democracia“.
Exposición “Tencha, memoria epistolar y solidaridad en el exilio”, disponible en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende
