La temperatura del agua que se consume puede influir en sus efectos y beneficios para el organismo. Tomar agua fría, templada o caliente no solo afecta la sensación al beberla, sino que también podría tener diferentes impactos en la salud.
Los expertos sugieren que la elección entre estas opciones depende de factores como el momento del día, la actividad física y las preferencias personales.
Conocé cuál es la temperatura ideal para tu consumo y mantené una correcta hidratación en tu día a día.
Un estudio científico determinó el tiempo exacto en que se notará en tu cuerpo la actividad física
El agua es esencial para el funcionamiento del cuerpo humano, representando más de la mitad del peso corporal en adultos. Su consumo regular contribuye a mantener la temperatura corporal estable, lubricar las articulaciones y facilitar la eliminación de toxinas.
La ingesta de agua a distintas temperaturas puede provocar reacciones variadas en el cuerpo humano. De acuerdo al portal The Objective, los especialistas sostienen que no existe una temperatura óptima universal, ya que esto varía según diversas circunstancias.
La ingesta de agua fría puede aumentar temporalmente el gasto calórico. (Fuente: Freepik)
El agua helada, con temperaturas oscilando entre 1°C y 10°C, se percibe como vigorizante y podría resultar ventajosa durante el ejercicio o en ambientes cálidos.
Ciertos estudios apuntan a una posible mejora en el desempeño atlético, dado que el organismo no precisa destinar energía adicional para enfriarla.
En contraste, el agua caliente, rondando los 50°C a 60°C, suele considerarse reconfortante y potencialmente favorable para la digestión, particularmente tras las comidas. Algunas investigaciones sugieren que podría aliviar la obstrucción nasal y estimular el flujo sanguíneo.
El agua a temperatura ambiente es una alternativa equilibrada para la hidratación cotidiana, evitando fluctuaciones térmicas bruscas en el cuerpo.
No obstante, es importante recalcar que las pruebas científicas sobre los efectos de la temperatura del agua en la salud son escasas. La mayoría de los estudios disponibles se fundamentan en observaciones con escasos participantes o en experimentos con animales.
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El cronograma de consumo de agua puede repercutir en sus efectos sobre el organismo. Algunos instantes cruciales para la hidratación incluyen:
Al levantarse: contribuye a rehidratar el cuerpo tras el período de ayuno nocturno.
Previo a las comidas: podría ayudar a regular el apetito.
A lo largo de la jornada: mantiene una hidratación constante.
Antes de acostarse: en cantidades moderadas para evitar interrupciones del descanso.
Conviene tener presente que la ingesta de grandes volúmenes de agua durante las comidas podría interferir con la digestión, aunque no existe consenso científico al respecto.
El agua caliente puede estimular la circulación sanguínea. (Fuente: Freepik)
Los expertos aconsejan distribuir el consumo de agua a lo largo del día para preservar una hidratación apropiada. Esta práctica resulta fundamental para el bienestar general, como subrayan publicaciones del calibre de Nutrition Reviews de Oxford Academics.
