Aunque las revisiones previas a un viaje van a depender en gran parte del lugar al que vayamos a trasladarnos, existen una serie de precauciones básicas que nos permitirán abandonar nuestra ‘zona de confort’ con todos los chequeos a punto y sin preocupaciones a priori. Para ello, lo primero y más importante es visitar a nuestro médico de cabecera para que nos brinde los consejos oportunos.
A vista de pájaro, Sonia Lucena, directora del Centro Integral Método FIVE, comienza aconsejando «consultar al médico porque según el destino podríamos necesitar una vacuna específica o profilaxis contra algunas enfermedades como la malaria. Los calendarios vacunacionales van cambiando y el doctor es quien tiene toda la información».
A pesar de que estemos deseando hacer las maletas y huir de la tediosa rutina, merece la pena que nos detengamos a repasar los puntos clave para que, al menos por nuestra parte, nada falle más allá de las eventualidades imprevisibles. Hablamos con varios expertos para que nos guíen en este repaso general.
Más allá de las vacunas específicas, Sonia Lucena recomienda «un examen físico completo con analítica actualizada para comprobar que nuestro estado de salud es bueno. Es importante al mismo tiempo comprobar que tengamos al día las recetas concretas pertenecientes a tratamientos continuados o enfermedades crónicas. Por mi parte recomiendo hacer un listado de medicamentos necesarios para preparar un kit de viaje».
Otro punto a considerar es el de «contar con un seguro de viaje para posibles eventualidades en el destino, en función de las características y necesidades de cada viaje. De la misma manera, es obligatorio hacer acopio de repelentes contra las picaduras de insectos (también de uso nocturno, mientras dormimos) para sustos o infecciones innecesarias».
La doctora Beatriz González Sanz, médico de familia del hospital La Paz, añade que «es recomendable llevar a cabo revisiones periódicas, cada 6 meses o un año, en función de las características o patologías previas de cada paciente. Una de ellas debe ser en la época estival para confirmar un adecuado estado de salud de cara a las actividades que podamos realizar en vacaciones, así como la exposición más prolongada al sol«.
Una analítica sanguínea básica es, pues, una recomendación a tener en cuenta para viajar tranquilos. La doctora Sanz habla también de la importancia de la vacunación: «si vamos a un país tropical es recomendable informarse detalladamente de las vacunas y precauciones que recomienda el país en cuestión, teniendo en cuenta que estos consejos deben ser actualizados porque pueden cambiar en cuestión de días».
Ya sea un viaje por territorio nacional o internacional, la coordinadora del grupo de trabajo de Salud Pública 2.0 de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Julia María Ruiz Redondo, aporta también una serie de tips que considera importantes.
«Los viajes internacionales pueden entrañar diversos riesgos para la salud, en función de las características tanto del viajero como del propio viaje. Los viajeros pueden encontrarse con cambios repentinos y significativos de altitud, humedad, microbios y temperatura, que pueden provocar problemas de salud indeseables», explica.
Y añade: «Además, pueden surgir graves riesgos para la salud en zonas donde el alojamiento es de mala calidad, la higiene y el saneamiento son inadecuados, los servicios médicos no están bien desarrollados y no se dispone de agua potable. De ahí la importancia de una adecuada planificación para los diversos riesgos para la salud a los que nos podemos exponer en entornos desconocidos, antes, durante y después del viaje».
La doctora Redondo advierte que «según el país de destino que elijas, las recomendaciones variarán y tendrás que adecuarlas a éstas. Para ello, mi recomendación es consultar el siguiente enlace, porque ‘la salud también viaja’: https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPaises.do
«Por ejemplo, si viajas a Nueva Zelanda, has de saber que desde 2017 la vacunación frente a la fiebre amarilla forma parte de su calendario de vacunación, aunque actualmente no existe ningún requisito de vacunación para viajeros internacionales. Es conveniente tener actualizado el calendario oficial de vacunaciones y pueden ser recomendables otras vacunas, cuya prescripción deberá realizarse de forma personalizada en cualquiera de los Centros de Vacunación Internacional autorizados en España«.
Al determinar los riesgos para la salud de los viajes internacionales, los viajeros y los profesionales de la salud deben considerar los siguientes factores clave: modo de transporte; destino(s); duración y temporada del viaje; propósito de viaje; normas de alojamiento; higiene alimentaria y saneamiento; y estado de salud subyacente del viajero.
Como expone la especialista de la SEMG, «los viajeros pueden enfrentar algunos riesgos para la salud dependiendo de su destino, entre los que se encuentran las picaduras de animales e insectos (mosquitos, garrapatas, pulgas, moscas… que pueden transmitir enfermedades como la malaria). También podemos estar expuestos a determinados fluidos corporales; cambios ambientales; enfermedades transmitidas por los alimentos y el agua; servicios médicos inadecuados; y a alteraciones de nuestra salud psicológica por estrés».
Los viajeros pueden estar expuestos a diversas enfermedades infecciosas, «muchas de las cuales pueden prevenirse mediante la vacunación. Sin embargo, hay algunas enfermedades infecciosas, incluidas algunas de las más peligrosas, para las que no existen vacunas».
Los destinos en los que el alojamiento, la higiene y el saneamiento, la atención médica y la calidad del agua son de alto nivel plantean pocos riesgos graves. Cuando no se prestan estos servicios, deberíamos tomar precauciones estrictas para evitar enfermar.
El doctor Rafael Luchena, oftalmólogo y director médico de Clínica Baviera Sevilla, hace especial hincapié en la necesidad de proteger nuestra vista en los desplazamientos de verano. «En esta época conducir es una de las actividades que más realizamos, y mantener a salvo nuestra visión es imprescindible para evitar accidentes y disfrutar de un viaje seguro».
Que un conductor necesite corrección óptica y no la lleve o la lleve desactualizada, dificulta la visión nítida a distintas distancias, aumentando los riesgos. «Es importante saber que el sol puede afectar la visión del conductor por el día provocando deslumbramientos. Por ello, se recomienda contar con gafas de sol homologadas y de buena calidad para evitar problemas».
Elena Espada, Responsable Científica de Fluocaril, nos ofrece una serie de recomendaciones para cuidar nuestra salud bucal este verano. La primera de ellas es acudir a una revisión con nuestro dentista de confianza. «Al viajar, conviene llevar siempre con nosotros un kit de higiene dental (cepillo, pasta fluorada antibacteriana, hilo y enjuague)».
En épocas muy calurosas es todavía más importante tener una buena hidratación «porque la sequedad bucal aumenta el riesgo de caries o infecciones en la boca. La saliva ayuda a controlar los gérmenes que nos pueden hacer daño. Otra buena idea es no abusar de bebidas azucaradas porque pueden erosionar el esmalte dental y contribuir a la formación de caries. El agua es siempre la mejor opción para nuestra salud».
Para finalizar, se recomienda consumir frutas y verduras frescas, que estimulan la producción de saliva y nos ayudan a limpiar los dientes de manera natural. Protegernos del sol con hidratantes labiales para evitar que la piel de esta zona se reseque o se queme, también es necesario para evitar agrietamientos e infecciones.
A modo de resumen, y concretando aún más, la enfermera Redondo divide las recomendaciones en tres puntos claves, antes, durante y después de viajar.
Antes de iniciar nuestras vacaciones, la experta sugiere «contactar con un centro de vacunación internacional o con un profesional de la salud, preferiblemente entre 4 y 8 semanas antes de la salida para valorar la situación potencial de riesgo, relacionada con enfermedades inmunoprevenibles, informándonos sobre las enfermedades locales relacionadas con nuestro destino».
«Me gustaría hacer hincapié en la importancia de solicitar información sobre el riesgo de malaria y la prevención de las picaduras de mosquitos. Esto puede incluir la compra de medicamentos preventivos adecuados y llevar un mosquitero y repelente de insectos.
Conviene preparar un botiquín de prevención de riesgos para la salud adecuado a destino, así como contratar un seguro médico con cobertura adecuada también en el extranjero».
Durante el viaje, el consejo es «comer exclusivamente alimentos bien cocinados, y beber únicamente bebidas embotelladas. Si no estamos completamente seguros de la idoneidad y potabilidad del agua, deberíamos hervirla antes de su consumo. Protegernos de forma especial del sol, portar con nosotros una tarjeta en la que se especifique nuestro grupo sanguíneo y usar una pulsera de alerta médica ni tenemos alergias o alguna enfermedad crónica».
Al regreso, «si volvemos con fiebre, debemos someternos a un examen médico. También si padecemos una enfermedad crónica, para chequear que todo está en orden. De la misma manera, si experimentamos enfermedad en las semanas posteriores a haber regresado o hemos estado expuestos a una enfermedad infecciosa».
