Hoy se conmemora la figura de Santa Maria Magdalena, que desempeñó un papel crucial como la primera persona en ver al Cristo resucitado, según el Evangelio de Juan (20:1-18)
El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
María Magdalena, conocida por ser una devota seguidora de Jesús, era originaria de Magdala, una localidad en la costa occidental del mar de Galilea. Su vida cambió drásticamente cuando Jesús expulsó de ella siete demonios, según el Evangelio de Lucas (8:2). Este acto de curación marcó el comienzo de su estrecha relación con Jesús y su ministerio. María Magdalena es mencionada frecuentemente en los Evangelios como una de las mujeres que acompañaban a Jesús y sus discípulos, proporcionando apoyo financiero y logístico con sus propios recursos. Su devoción y lealtad se evidencian en los relatos de la crucifixión y sepultura de Jesús, ya que estuvo presente en estos momentos cruciales (Marcos 15:40, 15:47). Su cercanía a Jesús y su participación activa en su ministerio la destacan como una figura central en los relatos evangélicos.
Después de la resurrección de Jesús, María Magdalena desempeñó un papel crucial como la primera persona en ver al Cristo resucitado, según el Evangelio de Juan (20:1-18). Este encuentro no solo fue un testimonio de su fe y devoción, sino que también la convirtió en la "Apóstola de los Apóstoles", ya que Jesús la envió a anunciar la noticia de su resurrección a los discípulos. Sin embargo, las escrituras canónicas no proporcionan detalles específicos sobre su vida posterior. Existen varias tradiciones y leyendas sobre su destino. Algunas sugieren que viajó a Éfeso con Juan el Evangelista, mientras que otras sostienen que predicó en la región de Provenza, en el sur de Francia. A pesar de la falta de registros históricos precisos sobre la fecha y el lugar de su muerte, muchas tradiciones coinciden en que vivió sus últimos años en retiro, dedicándose a la oración y la penitencia.
María Magdalena ha sido venerada como santa desde los primeros tiempos del cristianismo, aunque no existe un proceso formal de canonización como se conoce hoy en día, ya que su santidad fue reconocida por la tradición y la devoción popular. Su fiesta se celebra el 22 de julio en la Iglesia Católica, así como en otras denominaciones cristianas. El legado de María Magdalena es profundo y multifacético. En la iconografía cristiana, a menudo se la representa con un frasco de alabastro, simbolizando el ungüento que utilizó para ungir los pies de Jesús. Su figura ha inspirado innumerables obras de arte, literatura y teología a lo largo de los siglos. Además, su papel como testigo de la resurrección y mensajera de la buena nueva subraya la importancia de las mujeres en los primeros días del cristianismo, desafiando las normas sociales de su tiempo y ofreciendo un poderoso ejemplo de fe y devoción.
