WASHINGTON, julio 21.— El presidente Joseph Biden anunció este domingo que no buscará la reelección en el cargo, tras fuertes presiones de sus propios colegas de partido que pusieron en duda su agudeza física y mental, principalmente luego del debate del pasado 27 de junio con el candidato republicano Donald Trump, donde tuvo problemas para terminar frases y mostró miradas confusas.
«Ha sido el mayor honor de mi vida ser su presidente. Y si bien mi intención ha sido buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y me concentre únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato», escribió Biden en una carta publicada en las redes sociales.
El presidente dijo que se dirigiría a la nación más adelante esta semana sobre su decisión. Poco después respaldó a la vicepresidente Kamala Harris para ser el candidato nominado del partido para enfrentar al ex mandatario Trump el 5 de noviembre, señalaron medios estadounidenses como Político y CNN.
Según analistas es probable que el Partido Demócrata le dé el apoyo a Kamala Harris, incluso antes de la Convención Nacional de ese partido en agosto próximo, teniendo en cuenta el poco tiempo que queda de campaña hasta el día de los comicios.
«Por ahora, permítanme expresar mi más profundo agradecimiento a todos aquellos que han trabajado tan duro para verme reelegido», escribió Biden. «Quiero agradecer a la vicepresidenta Kamala Harris por ser una socia extraordinaria en todo este trabajo. Y permítanme expresar mi más sincero agradecimiento al pueblo estadounidense por la fe y la confianza que han depositado en mí», citó The Hill.
Biden resistió semanas de creciente presión por parte de su partido, prometiendo permanecer en la carrera con tanta fuerza que en un momento sugirió que sólo «el Señor Todopoderoso» podría convencerlo de lo contrario. Pero la avalancha de demócratas que pedían su salida aumentó en la última semana, tanto en público como en privado.
Más de 30 legisladores demócratas habían pedido a Biden que renunciara como nominado y pasara la antorcha a otro candidato, argumentando que no podía ganar en noviembre y corría el riesgo de arruinar las posibilidades del partido en las elecciones, dijo The Hill.
En privado, la ex presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (demócrata por California), el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer (demócrata de Nueva York) y el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, también de Nueva York, habían expresado sin rodeos a Biden sus preocupaciones sobre sus posibilidades en noviembre contra Trump.
El presidente reconoció varias veces después del debate de junio que pasó una mala noche y sus asistentes dijeron que estaba resfriado. Acababa de regresar de un viaje al extranjero, al que se atribuyó su enfermedad a pesar de que estuvo fuera de la vista del público mientras permaneció en Camp David durante casi una semana antes de enfrentarse cara a cara con Trump.
La campaña de Biden había presionado para que se adelantara la fecha del debate porque pensaba que podría convertirse en un momento que podría cambiar las encuestas, pero hizo todo lo contrario.
Mientras tanto, Trump encontró un nuevo viento en sus velas al lograr importantes victorias legales y políticas recientemente, particularmente después de un intento de asesinato que reforzó a los republicanos detrás de su campaña justo antes de lo que resultó ser una coronación jubilosa y unificada en la Convención Nacional Republicana.
Los republicanos consideraban preferible para su anhelada victoria, enfrentarse a un Biden debilitado, que hacia crecer la incertidumbre en su propio partido; incluso algunos legisladores y funcionarios de la campaña Trump habían argumentado que destituir a Biden como candidato después de que ganó millones de votos en las primarias sería antidemocrático y hasta llegaron a equipararlo con «un golpe de estado».
El senador JD Vance (Ohio), candidato republicano a la vicepresidencia, publicó el domingo en la plataforma social X: «No postularse para la reelección sería una admisión clara de que el presidente Trump tuvo razón desde el principio en cuanto a que Biden no estaba lo suficientemente en forma mentalmente para servir como Comandante en jefe. No hay término medio».
