De un partido con dos campeones olímpicos se puede esperar lo mejor. Sobre todo cuando ambos comparten también un grande en su palmarés, el Abierto de los Estados Unidos. Justin Rose y Xander Schauffele eran los hombres destinados a pelearle la Jarra de Clarete a Billy Horschell, que empezó los últimos 18 hoyos con un golpe de renta. Sin embargo, en cuanto Royal Troon dejó de ser inpracticable sin lluvia ni viento, los hombres más capaces tuvieron que sacar su mejor juego para domeñarlo. Con unas condiciones ideales para jugar al golf en un 'links', los 'birdies' empezaron a aflorar por doquier en los hoyos de ida. Todos los implicados (llegaron a ser ocho los aspirantes en un golpe de distancia) estaban inspirados y el resultado podía decantarse por cualquiera de ellos. De hecho, ante tamaña cantidad de aciertos era más probable que el campeón se decidiera más por evitar los errores que por seguir bajando del par. Sorprendentemente, en los momentos cumbre se puso en cabeza Thriston Lawrence y no parecía probable que nadie pudiera alcanzarle a base de éxitos. Mas el sudafricano cayó por su propio peso y fueron los dos favoritos quienes ya entrevieron más cerca el triunfo. Ambos se iban retroalimentando de buenos golpes y de explosividad, pero el inglés pinchó en el hoyo 12 y ya fue a remolque. Para más inri, Xander enlazó dos éxitos en el 13 y el 14 y luego remató con otro en el 16, de manera que alcanzó un -9 que le hizo pasear los dos últimos agujeros en plan campeón, con dos tantos de ventaja sobre Rose y Horschell. Por su lado, Jon Rahm , firmó su mejor vuelta (68) y recuperó plazas hasta acabar séptimo.