Tuve un amigo que se encargaba de la sección de Sucesos, y había días de invierno en los que, al anochecer, se lamentaba por la Redacción: «Ni un asesinato, ni un atraco… ¡Vaya día!». De él aprendí que, en verano, cuando el calor aprieta, los homicidios se multiplican . Parece que el calor nos torna más irritables, y un irritable, si lleva un asesino dentro, lo puede sacar del armario para refrescarse un poco. Sólo así puede explicarse que un abogado recomiende a su cliente que se acoja al legal derecho a no declarar , sabiendo que la gran popularidad de la señora defendida suscitará más rumores, más sospechas, más cábalas, más portadas, artículos y comentarios. Y eso que, como...
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