Si ya de por sí ingresar al Teatro Nacional es toda una experiencia cultural, sentarse en uno de sus palcos para ver el montaje de una ópera le suma muchísimas emociones a la experiencia. Mucho más, todavía, si se aprecia el montaje de una espectacular obra, una compuesta por un maestro: La flauta mágica, de Wolfgang Amadeus Mozart.
Eso fue lo que viví la noche del viernes 19 de julio en el ensayo general de la ópera, previo a las funciones que la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro Sinfónico y muchos talentosos artistas costarricenses presentarán en el recinto josefino, a partir de este domingo 21.
Era la primera vez que apreciaba una ópera en vivo y, debo decir, como novata en este tipo de espectáculos, que la historia de fantasía que se presentó en el escenario, así como el despliegue de talento nacional sobre las tablas, me impresionó. Como bien lo explicó Walter Morales, director musical de la obra, la ópera es una gran forma de arte, combina todas las disciplinas artísticas y, precisamente, fue lo que más disfruté al ver La flauta mágica.
Como era un ensayo de la obra, los asistentes en las butacas sabíamos que en cualquier momento podría haber una pausa para ajustar algún detalle; sin embargo, solo una vez, en las casi tres horas de espectáculo, se revisó algo entre la música y lo que sucedía en escena. Curiosamente, ese momento pasó desapercibido para muchos, ya que los artistas corrigieron de inmediato la situación.
La ejecución de la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección de Morales fue admirable. Cada nota y cada instrumento nos llevaron a los presentes a viajar con sonidos a través de la historia.
La flauta mágica gira en torno a una joven princesa, la cual está cautiva por un poderoso mago, y la travesía que un príncipe debe de realizar para rescatarla a pedido de la Reina de la Noche, la madre de la joven Pamina. En la misión se suma, por una casualidad, Papageno, un personaje que desde el inicio se roba las carcajadas y el cariño del público.
Algo muy interesante del montaje en Costa Rica es que las canciones son interpretadas en alemán, pero los diálogos son en español, lo que permite entender mejor la narrativa. Como un detalle adicional, en las funciones se habilitó una pantalla sobre el escenario, la cual posee un código QR para escanear el libreto.
La flauta mágica llega al escenario del Teatro Nacional luego de cuatro años sin realizar grandes montajes. El espectáculo, cuya inversión ascendió a los ¢247 millones, está a cargo de la Compañía Lírica Nacional y cuenta con la participación de la reconocida soprano nacional Íride Martínez, en el difícil papel de la Reina de la Noche.
El elenco lo completan las sopranos Nancy Varela, Sofía Corrales, Keren Padilla y Stephanie Toruño; los tenores William Davenport, José Daniel Hernández, Andrés Sojo, David Fuentes y Giancarlo Rodríguez; los barítonos Alejandro Cardona, José Arturo Chacón y Marcelo Páez; y los bajos José Gabriel Morera y Bryan Hernández. Además, Ivette Ortiz, Marcela Alfaro, Marianela Mora, María Cristina Mora, Sofía Rocha y Ana Verónica Sánchez.
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La intensidad es parte esencial de esta ópera. El viernes por la noche, desde el momento en que la música de la Sinfónica empezó a sonar, no hubo momento en que la atención se desviara. Todo el elenco, desde los músicos hasta los bailarines que interpretaban a los animales del bosque, mantuvieron cautivado al público con su talento.
Cada detalle estaba bien cuidado y pensado. Los diferentes telones que se usaron fueron ideales para situar la historia en cada una de sus fases, mientras que las voces y la teatralidad de los artistas manifestaron la calidad del talento tico. ¡Fue un orgullo poder verlos en escena!
El reconocimiento es para todos ellos, pero definitivamente un punto y aparte merece la cantante Íride Martínez, quien con su voz interpretó con potencia dos de las arias más reconocidas y difíciles de la ópera. Sus intervenciones sublimes fueron aplaudidas intensamente por la audiencia.
Ver La flauta mágica fue todo un gusto, una experiencia cautivadora para adultos y niños. A mi lado, una pequeñita de escasos dos años, no perdió detalle de lo que pasaba en el escenario: los colores, los movimientos y la música mantuvieron su atención durante todo el espectáculo.
La flauta mágica tendrá funciones en el Teatro Nacional este domingo 21 de julio, a las 5 p. m. El miércoles 24 y viernes 26 será a las 7 p. m y el domingo 28, a las 5 p. m. Ya no quedan entradas a la venta.
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