Los perros exhiben una gran variedad de comportamientos que nos permiten comprender mejor sus pensamientos y emociones
Los perros exhiben una variedad de comportamientos que son
realmente interesantes y curiosos, los cuales nos permiten comprender mejor sus
pensamientos y emociones. Entender el significado de estos comportamientos es
esencial, ya que nos ayuda a responder adecuadamente a sus necesidades y a
fortalecer nuestro vínculo con ellos.
Por ejemplo, cuando un perro te mira fijamente, puede estar
demostrando afecto o intentando establecer su dominio. Si se echa panza arriba,
está indicando que confía en ti y se siente seguro. Un ladrido fuerte podría
ser una advertencia, pero también puede ser una forma de llamar tu atención.
Entender estas señales nos facilita mejorar su bienestar y detectar posibles
problemas de salud o estrés de manera oportuna.
Uno de los comportamientos más comunes, interesantes y
reveladores que muestran los perros es el movimiento de la cola. Recientemente,
un artículo publicado en la revista Biology Letters analizó más de 100 estudios
enfocados en las razones detrás del movimiento de la cola en los perros y las
interpretaciones de estos movimientos. Estas fueron sus conclusiones:
Uno de los estudios revisados, que observó más de 40 especies durante más de años, encontró que los perros domésticos son los animales que más mueven la cola. Esto es especialmente reseñable porque los perros no la utilizan para moverse, para equilibrarse o para espantar a las moscas de su cuerpo, como sí lo hacen otras especies. En el caso particular de los perros, estos utilizan su cola mayormente para comunicarse.
Tanto los lobos como los perros hacen los mismos movimientos con la cola. Sin embargo, otro grupo de investigadores descubrió que los perros mueven la cola más temprano y con más frecuencia que los lobos. Una teoría sugiere que durante el proceso de domesticación, los humanos seleccionaron, consciente o inconscientemente, perros que meneaban más la cola. Al elegir perros más dóciles y mansos, también seleccionamos rasgos genéticamente ligados al movimiento de la cola.
Otra curiosidad que también es realmente interesante sobre el movimiento de la cola de los perros es que es asimétrico. Taylor Hersh, uno de los coautores del estudio, explica que si un perro encuentra algo a lo que quiere acercarse, mueve más la cola hacia el lado derecho de su cuerpo, mientras que, si hay algo de lo que quiere alejarse, la mueve hacia el lado izquierdo.
Y lo más interesante es que, al parecer, los perros reaccionan de forma diferente cuando observan estos movimientos asimétricos en otro perro. En uno de los estudios analizados, los investigadores expusieron a los perros del estudio a la imagen en video de la silueta de diferentes perros moviéndo sus colas hacia la izquierda o hacia la derecha. Y curiosamente, los animales se mostraron más ansiosos cuando la silueta movía la cola hacia la izquierda.
La idea más generalizada y aceptada es que los perros mueven la cola porque están felices. Sin embargo, es más una expresión de alta energía, tanto en positivo como en negativo. Es decir, que se puede diferenciar entre "Estoy muy feliz de verte" y "Te voy a atacar". Y convendría hace otro matiz. Porque, en realidad, el movimiento de la cola puede estar relacionado con diversas emociones y experiencias previas, no solo con la felicidad o con la agitación. El contexto y el pasado del perro juegan un papel crucial.
Esto se comprobó en uno de los estudios, que analizó a varios perros de refugio y observó cómo meneaban la cola antes y después de ser acariciados por un humano. Los investigadores observaron que los niveles de cortisol de los perros que habían vivido en la calle disminuyeron significativamente después de ser acariciados por un voluntario del refugio. En cambio, aquellos que habían sido entregados por sus dueños, no mostraron una reducción en su nivel de estrés al recibir caricias.
O sea, que si bien el meneo de la cola es un signo asociado con la felicidad del animal, su significado puede variar según el contexto y las experiencias pasadas del perro. Entender estas sutilezas nos permite responder mejor a sus necesidades y fortalecer nuestro vínculo. Al observar y aprender de estos comportamientos, podemos asegurar un mejor bienestar para nuestros compañeros.
