El béisbol, tiene una peculiar anécdota que nos traslada al verano de 1976, cuando los Chicago White Sox decidieron revolucionar el concepto de uniforme de las Grandes Ligas de una manera que nadie esperaba.
El 8 de agosto de 1976, en el viejo Comiskey Park. Los White Sox se enfrentaban ante los Kansas City Royals. De pronto, los White Sox saltan al campo y un murmullo de asombro recorre el estadio. Los jugadores en lugar de utilizar el pantalón usaron unos shorts azules que apenas llegan a la mitad del muslo.
Se dice que esta idea fue del excéntrico dueño del equipo, Bill Veeck, quien siempre buscaba maneras de atraer más público, pensando que unos shorts darían a sus jugadores mayor libertad de movimiento y, de paso, generarían publicidad.
La reacción fue inmediata de todos los presentes, incluidos los comentaristas, incluso los rivales se encontraban sorprendidos por el extraño uniforme que portaban los Medias Blancas. Hubo algunos jugadores que antes del encuentro se depilaron las piernas para la ocasión, diciendo “Si vamos a hacer esto, hagámoslo bien”.
Sorprendentemente, los White Sox ganaron ese primer juego con shorts. Pero la victoria no fue suficiente para acallar las críticas y las burlas. La imagen de jugadores profesionales de béisbol en lo que parecían uniformes de equipo de fútbol.
Los shorts solo duraron tres juegos antes de ser relegados al olvido. Veeck, siempre optimista, comentó: “Estoy seguro de que los shorts volverán algún día”. Cosa que hasta el momento no ha sucedido.
Los shorts de los White Sox de 1976 son más que una anécdota divertida. Son prueba a la constante evolución del juego, a la voluntad de experimentar (para bien o para mal) y a la idea de que, en el béisbol, siempre hay espacio para una sorpresa más, venga en forma de una jugada espectacular o de un par de pantalones cortos.
