Un reciente estudio científico ha detectado una fuga de metano que fue iniciada en 2023 y considerada por los investigadores como la más grande jamás antes registrada proveniente de un pozo petrolífero. Este suceso se dio en el vasto y remoto campo petrolífero de Karaturun East, en Kazajistán.
El 9 de junio de 2023, un reventón en un pozo liberó una fuga de metano sin precedentes y arrojó a la atmósfera 131.000 toneladas de este potente gas de efecto invernadero durante 205 días. Es decir, esta fuga duró hasta diciembre de 2023, cuando finalmente se logró sellar el pozo.
El metano, un componente principal del gas natural, es un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el CO₂ en un periodo de 100 años. Su impacto en el calentamiento global es significativo y las fugas de metano representan una fuente importante de emisiones. La fuga de Karaturun East liberó una cantidad de metano equivalente a las emisiones anuales de 3,5 millones de automóviles.
La magnitud de la fuga de Kazajistán solo pudo ser revelada gracias a las tecnologías satelitales de vanguardia. Un equipo internacional de científicos —liderado por el Dr. Luis Guanter de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV)—, en su estudio titulado 'Multisatellite Data Depicts a Record-Breaking Methane Leak from a Well Blowout', empleó datos de diversos satélites, como TROPOMI, GHGSat, PRISMA, EnMAP, EMIT, Sentinel-2 y Landsat, para cuantificar y rastrear la evolución de la emisión de metano.
Los investigadores del grupo LARS de la UPV desarrollaron nuevos métodos de procesamiento de datos satelitales para optimizar la detección y cuantificación del metano. “Estos métodos optimizados incluyen la implementación de un filtro adaptado para detectar penachos y modelos específicos de cuantificación de metano para los instrumentos hiperespectrales”, se explica en el artículo científico.
La fuga de metano de Karaturun East es un recordatorio aleccionador de la necesidad urgente de actuar para reducir las emisiones de este potente gas de efecto invernadero. Las tecnologías satelitales, como las utilizadas en esta investigación, son herramientas cruciales para detectar, cuantificar y monitorear las fugas de metano, especialmente en áreas remotas donde estas emisiones suelen pasar desapercibidas.
El análisis de la fuga de Karaturun East no solo expone la magnitud de este evento individual, sino que también sirve como una señal de alerta para la comunidad global. Se estima que existen fugas de metano no registradas en todo el mundo, lo que subraya la necesidad de una mayor vigilancia y medidas para mitigar estas emisiones.
“El gas natural, además de ser una fuente de energía importante, también es un gas de efecto invernadero responsable de casi de un tercio del calentamiento global actual, ya que contiene más del 90% de metano. La diferencia con el CO₂ es que tiene un impacto mayor a corto plazo, por lo que es necesario actuar en origen y reducir las emisiones”, concluye la investigación.
La fuga de metano de Kazajistán es un duro recordatorio de los retos medioambientales y climáticos a los que nos enfrentamos. En la transición hacia un futuro energético más limpio, es relevante abordar no solo las emisiones de CO₂, sino también las de potentes gases de efecto invernadero como el metano. Las tecnologías satelitales ofrecen poderosas herramientas para detectar, cuantificar y controlar estas emisiones, lo que permite tomar medidas informadas para mitigar su impacto en nuestro planeta.