«Nadie cree ya, al menos nadie con sentido común, en esa vieja ortodoxia que decía que lo público debía abstenerse de participar en la actividad privada... Es decir, ¡Keynes está más vivo que nunca!», proclamó Pedro Sánchez desde la tribuna del Congreso. Con esta arenga, el presidente del Gobierno manipulaba a su favor la cara oculta de las ineficacias y el enchufismo del Estado-empresario, bien conocidas en España desde hace mucho. Ahí están sus nombramientos que han hecho y deshecho desde Correos al Hipódromo, en el consejo de Indra y acaban de desembarcar en Telefónica. Ya nadie creerá en la ortodoxia liberal, pero hay que reconocer que no le costaba dinero al contribuyente. Comparecía el presidente para hablar de sus...
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