El camino que inició Lucas Bravo De Laguna tuvo cinco decididos valedores: Ángel Víctor Torres, Antonio Morales, Aridany Romero, Fernando Clavijo y José Juan Arencibia.
La sociedad canaria está de enhorabuena. Gran Canaria supera el primer obstáculo para albergar un hito histórico, inédito e irrepetible como es el Mundial de Fútbol 2030, uno de los acontecimientos deportivos y de entretenimiento más seguidos del planeta. España contará con 11 sedes, 6 Marruecos y 3 Portugal, cumpliendo con la normativa de FIFA de presentar un máximo de 20 estadios.
Esta capacidad inherente a un Mundial de fútbol para atraer la mirada de miles de millones de personas hacia Canarias es de una importancia difícil de dimensionar, tratándose de un destino turístico como es el nuestro.
Los múltiples beneficios que conlleva esta elección ha derivado en la formación de un frente político y social común, raro acontecimiento en los tiempos que corren. La iniciativa presentada por Lucas Bravo de Laguna en el Cabildo grancanario el 8 de febrero de 2022 se antojaba como un sueño de poco recorrido. La insularidad entendida como carencia frente a otras posibles sedes que esperan la llegada masiva de visitantes, y el escaso peso específico de las regiones ultraperiféricas frente a territorios continentales cuando las instituciones de ámbito mundial deben elegir, provocaron cierta desesperanza inicial.
Las adhesiones se fueron sucediendo por parte de las administraciones, con la Corporación Insular al frente. La Federación Interinsular de Las Palmas, con un activo José Juan Arencibia rebosando optimismo, destilaba el mismo entusiasmo que buena parte de la población. Ángel Víctor Torres, presidente del Gobierno canario en el inicio de este trayecto mundialista, en la actualidad Ministro de Política Territorial y Memoria Democrática de España, ha sido crucial en este logro, en su papel de presidente autonómico entonces y de miembro del Gobierno español ahora. Fernando Clavijo, actual presidente del Gobierno canario, ha dado continuidad a ese trabajo con amplitud y altura de miras, consciente del beneficio que disfrutará el Archipiélago.
Ninguno de los esfuerzos políticos para no ceder posiciones frente a otras candidaturas habría tenido éxito sin el ímprobo trabajo del Cabildo de Gran Canaria y, más concretamente, del Instituto Insular de Deportes. Al presidente de la Corporación, Antonio Morales, hay que agradecerle la apuesta presupuestaria decidida para zanjar cualquier duda sobre la determinación de convertir el Estadio Gran Canaria en una sede de alto nivel, acorde al acontecimiento que acogerá. Y acorde también, no menos importante, a la evolución del fútbol profesional español, erigiendo la infraestructura necesaria que permita a la UD Las Palmas responder a las exigencias de una de las mejores ligas del mundo.
Al consejero de Deportes, Aridany Romero, y los técnicos que dirige, hay que alabarles la respuesta ágil y completa a todos los requerimientos solicitados por la Real Federación Española de Fútbol durante este periplo.
La UD Las Palmas ha aportado a esta candidatura una Ciudad Deportiva, la de Barranco Seco, en la propia capital, a escasos quince minutos en coche del Estadio Gran Canaria. Una instalación que da respuesta a todas las necesidades de los equipos de élite, salvo la planta alojativa, complementaria al equipamiento deportivo existente, que esperamos ver culminada en un futuro próximo, y cumplir así los compromisos avanzados en la documentación aportada a los entes federativos.
Barranco Seco es una alarde de sostenibilidad, integración en el paisaje y ejemplo para otras intervenciones de infraestructura deportiva, según la propia Liga Nacional de Fútbol Profesional. La segunda fase proyectada e informada a la RFEF contempla la construcción de otros dos campos de fútbol que se unan a los tres ya existentes. Esos dos nuevos campos, acompañados por vestuarios y aulas, junto a la planta alojativa destinada a complementar los servicios de la Ciudad Deportiva, convirtieron a Barranco Seco en uno de los grandes atractivos de la candidatura, que hoy, por fin, se hace realidad.
