La situación de Gianina García Troche, esposa de Sebastián Marset, ha centrado buena parte de la atención de Interpol Paraguay. «Se la requiere acá por narcotráfico, lavado de activos y asociación criminal», explicó el subjefe de la organización, Virgilio Chávez.
Marset, un uruguayo reconocido como líder de una importante red criminal, está siendo intensamente buscado. Especulaciones apuntan a que «podría estar en Emiratos Árabes o alrededores», señaló Chávez, basándose en información reciente que indica que Marset estaba intentando conseguir documentación para que sus hijos pudieran estudiar en dicho país, lo que sugiere su intención de establecerse allí.
Paraguay está profundamente involucrado en la investigación contra la red criminal de Marset. El país espera la extradición de Gianina García Troche, actualmente detenida en España.
Una calurosa mañana en el estadio Erico Galeano, un mediocampista se preparaba para ejecutar un penalti decisivo. Los fanáticos del Deportivo Capiatá, enfundados en sus colores amarillo y azul, observaban expectantes. Portando el número 10, Sebastián Marset, había llegado de la nada al equipo. Conducía un lujoso Lamborghini sobre el terreno de grava y su apariencia llamaba la atención: mandíbula cuadrada, adornos de oro y tatuajes elaborados.
Marset, aunque mediocre en sus habilidades futbolísticas, se convirtió rápidamente en una figura central del equipo. Las cuentas parecían no cuadrar cuando los jugadores exigían que Marset, con su mediocre destreza, jugara. «Constantemente me preguntaba: ‘¿Quién es este tipo?’», recordó Jorge Núñez, el entrenador del equipo, en una entrevista.
El 29 de mayo de 2021, durante uno de los difíciles partidos de la temporada, Marset falló un penalti crucial. La decepción se apoderó del estadio y la frustración era evidente entre el personal y jugadores. En los años siguientes, la verdad saldría a la luz: Marset era uno de los principales narcotraficantes de Sudamérica, responsable de una significativa parte de la cocaína que llegaba a Europa occidental.
En lugar de esconderse, Marset utilizó su fortuna derivada del narcotráfico para adquirir y patrocinar equipos de fútbol en América Latina y Europa, según investigaciones de autoridades internacionales. Esto le permitió lavar millones de dólares provenientes de sus actividades ilícitas y cumplir con su sueño de infancia, insertándose en las alineaciones titulares de varios equipos profesionales.
La investigación sobre Marset se basa en montones de documentación interna de diversas fuerzas policiales en Paraguay, Uruguay y Bolivia, junto con transcripciones de escuchas telefónicas y cientos de mensajes de texto. Entrevistas con funcionarios y personas cercanas a Marset pintan la imagen de una vida de impunidad y dominación en el submundo del fútbol profesional y del narcotráfico.
A los 28 años, Marset ya manejaba una flota de aviones privados para transportar droga y dinero por toda Sudamérica. Para los 31, su fortuna superaba los mil millones de dólares. Se refería a sí mismo como “El Rey del Sur”, y dirigía las operaciones narcóticas con mano de hierro, desde la distribución del dinero hasta la eliminación de sus enemigos.
El fútbol se convirtió en una extensión de su imperio delictivo. Compró la camiseta número 10 del Capiatá por 10.000 dólares en efectivo y jugaba con la misma autoridad con la que manejaba sus negocios criminales. Su sonrisa deslumbrante y su presencia intimidante le granjearon tolerancia en el campo, pero su verdadero interés era el lavado de dinero.
Las rutas de narcotráfico que perfeccionó enviaban toneladas de drogas a Europa desde puertos uruguayos. Marset forjó alianzas con cárteles en todo el mundo, y sus operaciones involucraban incluso contactos con algunos de los políticos más poderosos de Latinoamérica. Se valió de aviones privados de senadores y traficó drogas en colaboración con familiares de presidentes.
En su búsqueda de gloria futbolística, Marset burló a las autoridades a nivel global, utilizando identidades falsas y sobornos. Escapó de una prisión en Dubái, dejando una estela de asesinatos brutales, incluido el de un fiscal anticorrupción paraguayo en su luna de miel en Colombia.
A medida que las autoridades intensifican su búsqueda, Marset no ha dejado de provocarlos. «Soy demasiado inteligente para ti», decía en un video reciente, mostrándose desafiante y confiado.
