Cuando los miembros de la delegación española en la Olimpiada Internacional de Matemáticas desfilaron en la inauguración, en Bath, con la bandera, les ovacionaron en homenaje indirecto a la selección de fútbol, que había conquistado el título europeo unas horas antes. Ellos (Manuel Eymar, Javier Badesa, Carlos Villagordo, Dan Vancea, Antonio Laso y Maxim Dudik) sabían que tenían muy difícil emular la gesta deportiva del fútbol y, efectivamente, no han podido conseguir medallas de oro en Bath. El matemático Ricardo Pérez-Marco se quedará, por cuarto año consecutivo, sin dar el premio que lleva su nombre gracias a un donante anónimo al primer español que consiga medalla de oro en esta competición y que consiste en la entrega del equivalente a 10.000 euros en bitcoin . ¿Quién es este matemático que se define como especulador, matemático, bitcoin, jugador de póker y ajedrez y siempre libre en su bio en X? ¿Qué le animó a ofrecer ese premio? De entrada, fue el primer chaval, allá por 1986, que consiguió una medalla de plata para España , en Varsovia. Hubo un momento en el que dejó de apasionarse por el ajedrez tanto y los ejercicios de la olimpiada le motivaban a no parar de darle a la cabeza. ¿Qué le motivó a instaurar este premio? «De la misma manera que se valoran los éxitos deportivos de los españoles, es importante valorar los éxitos académicos », explica, convencido de que es la manera de motivar a los más jóvenes. Sobre qué supuso para él aquella medalla, rememora: «Fue ilusionante para todos, aunque me hubiese gustado que fuese de oro. Personalmente me motivó aún más para estudiar matemáticas». Está claro que parte del secreto del éxito del deporte español se debe a su gran cantera, cómo se preparan, cómo se dividen en niveles, cómo se sacrifican, algo que es muy complicado de encontrar en el ámbito estrictamente académico. ¿Cómo lo haría él en el caso de las matemáticas? «Para promocionar las Olimpiadas, se pueden hacer varias cosas. Primero, intentar aumentar más la participación . Segundo, creando actividades y concursos matemáticos para los más jóvenes. Tercero, creando un programa de preparación más intensivo y profesional a lo largo de años, con profesionales dedicados a ello». El tercer punto es lo que hacen en países como EEUU, que consiguió vencer a China por primera vez en el mandato de Obama, que recibió a los ganadores en la Casa Blanca. Durante más de una década, los olímpicos de EEUU se han preparado de manera intensiva con Po Shen Lo, él mismo olímpico de matemáticas en 1999. Pérez-Marco advierte, de todas maneras, que la cantera matemática no puede nutrirse sólo de olímpicos: «Es necesario crear actividades de alto nivel para iniciar a los jóvenes estudiantes en la investigación matemática. Crear estructuras que den independencia a los jóvenes , fuera de los grupos de investigación tradicionales. Las Matemáticas tienen la particularidad que no tienen porqué ser un trabajo de equipo. Los grandes logros matemáticos son individuales. Las ideas disruptivas las tiene alguien y no un equipo. Hay que dar independencia a los investigadores brillantes. Hay que evacuar toda la estructura jerárquica, que en algunos casos es servilista, del mundo académico . Hay que cambiar estructuras y mentalidades. Es necesario reemplazar los métodos de evaluación «al peso» que corrompen la evaluación científica». Aunque eso es otro debate que empieza a abrirse camino en el ámbito científico: qué es ciencia y qué academia. En los años 80 , la preparación para las olimpiadas de matemáticas en España era muy precaria y autodidacta: « Era difícil encontrar problemas para entrenarse. Me suscribí al Mathematical Monthly, que tiene una sección de problemas, aunque no eran de olimpiadas. También recuerdo ir buscando en la Biblioteca Central de Barcelona viejos problemas de geometría de las Escuelas de Ingenieros. Antes de partir para las olimpiadas tuvimos dos o tres días de preparación en Madrid». Las cosas han cambiado en España gracias a la extensión de Estalmat, el programa de Estímulo del Talento Matemático de la Academia de Ciencias por varias facultades de matemáticas de España, pero no hay en todas las ciudades. Con profesores dedicados y admirables, se escoge a unos pocos chicos para cada sede. En Andalucía , por ejemplo, se presentan unos 800 chavales para ir a las sedes de Sevilla y de Granada y se escoge a 50. Uno de los componentes de la selección de este año, Maxim Dudik, ha salido de unos talleres que organiza la profesora Cristina Draper los sábados por la mañana, de manera altruista, en la Universidad de Málaga. Ella, como Ricardo, ha vivido la experiencia de ser olímpica y conoce muy bien a María Gaspar, una especie de madre para los olímpicos españoles, la profesora que hace lo indecible por apoyarles con los escasos medios y que sabe bien cómo en otros países cuentan con muchos más recursos para la preparación de estos niños con un talento extraordinario para las matemáticas. Ricardo Pérez-Marco es la prueba de que no tiene por qué s er el entorno familiar el que empuje : «Mi padre empezó a trabajar desde pequeño y nunca pudo estudiar. Mi madre tenía la carrera de Filosofía y Letras. Las matemáticas les quedaban un poco lejos. Creo que seguían con curiosidad mi pasión por las Matemáticas, pero no mucho más. Por supuesto estaban muy orgullosos de mis logros en las olimpiadas». Un orgullo que, entonces como ahora, quedaba para unos pocos que sabían de esta competición, no eran noticias que abrieran telediarios. Aunque cree que un premio como el suyo puede ayudar a motivar, sabe que el principal incentivo debe ser el placer de las matemáticas , algo que potencia Cristina Draper en sus talleres en Málaga o todos los profesores de Estalmat. Y, a eso, sumarle el premio, «que puede tener un impacto positivo». El matemático tiene una explicación para dar el premio en bitcoins: «Cuando se creó el Premio, el fondo del Premio de un Bitcoin valía 19.400€ al cambio. Actualmente vale 59.000€ . Por la forma en que está diseñado, Bitcoin es dinero deflacionario que tiende a valer cada vez más a largo plazo». Eso, de entrada, responde a la pregunta, pero añade: «Bitcoin también está ligado estrechamente a las Matemáticas. Bitcoin es un protocolo descentralizado que utiliza criptografía y además está basado en una gran idea matemática: Es la primera vez que se descubre un algoritmo matemático de consenso descentralizado. De la misma manera que las Matemáticas son honestas y no entienden de ideologías, Bitcoin es un dinero honesto y neutro». Ahí está parte de la explicación de por qué Ricardo se define como lo hace en su biografía en X. Está convencido de que el tiempo está poniendo a todo el mundo en su lugar respecto a la reputación de la criptomoneda, de la que cree que se ha dado una imagen errónea por intereses de la banca. Este año tampoco ha podido ser. El premio Ricardo Pérez-Marco se queda desierto. Pero, gracias a que está en bitcoin, al menos la inflación no le afecta.