El clamor en Washington es cada vez más ruidoso. La inmensa mayoría del Partido Demócrata pide la retirada inmediata de un Joe Biden al que los achaques le han colocado en la picota ante un Donald Trump que, pese a ser prácticamente coetáneo (se llevan tres años de diferencia), vive un momento dulce de popularidad, amplificado por el atentado que ha cambiado el guion de la convención republicana . Las filas demócratas empiezan a llenarse de voces que claman por la marcha de Biden, desde donantes de prestigio como George Clooney pasando por gobernadores o (estos 'off the record' y mediante filtraciones alos medios afines) incluso exinquilinos de la Casa Blanca. La caída en desgracia de Biden es cuestión de horas, y ya hay nombres sobre la mesa para sustituirle en el ticket demócrata de cara al 5 de noviembre. No es una decisión fácil, porque Trump parte con ligera ventaja en estas últimas vueltas de la carrera presidencial estadounidense. La diatriba entre contar con un candidato que pueda vencer al republicano o uno dispuestos a sacrificarse y esperar cuatro años es una de las principales cuestiones a las que se enfrentan los demócratas. En el caso de que Biden dé un paso a un lado, ya hay nombres sobre la mesa de los que destacan (no son los únicos) sobre todo cuatro. La lógica del sistema político en Estados Unidos debería señalar a Kamala Harris como la opción más evidente para sustituir a Biden. Sin embargo, la vicepresidenta no ha gozado de una gran popularidad en estos cuatro años y, de hecho, es uno de los focos habituales de las burlas de Trump. Según Politico, los donantes demócratas ya están empezando a movilizarse para que la transición hacia Harris sea lo más rápida y tranquila posible- Además, una encuesta de The Economist apunta a que un 79% de los votantes del partido estaría dispuesto a apoyarla como candidata . Joe Biden llegó a la presidencia de Estados Unidos cuatro años después de salir de la Casa Blanca tras su etapa como vicepresidente. Allí conoció bien al matrimonio Obama, que ahora cuenta con Michelle como su principal activo político . Y es que, pese a que en estos años han visto desde fuera la actualidad, el peso específico que los Obama tienen en la esfera demócrata es muy alto. De hecho, hay voces que apuntan a que son ellos y sus allegados (como la exportavoz de la Cámara, Nancy Pelosi ) quienes están moviendo los hilos desde fuera para borrar a Biden de la candidatura. Públicamente no se han manifestado al respecto, pero desde el debate que abrió definitivamente la herida, Obama solo ha hablado una vez con Biden . En cambio, sí ha habido llamadas, reuniones y charlas con otros para pedir que se aparte. La gran dificultad que tiene Michelle Obama en una eventual candidatura es su falta de experiencia política: nunca ha ocupado un cargo oficial , más allá de ser Primera Dama. El carisma y potencial de Gavin Newsom , actual gobernador de California, le hizo ya un 'candidatable' hace años, pero su aparición ante los medios para hablar tras la bochornosa actuación de Biden en su debate contra Trump. Los números que acumula son demoledores: no ha perdido ninguna elección desde sus primeros años como alcalde de San Francisco, cargo que ocupó entre 2004 y 2011. Se hizo con el bastón de mando de la ciudad con solo 36 años (el más joven) y con un claro 72% de los votos. Y desde entonces, al estrellato: primero vicegobernador y después gobernador, nadie le ha hecho sombra en casi 20 años de carrera política estatal. Como Trump, tiene experiencia televisiva gracias a su 'The Gavin Newsom Show' que comandó entre 2012 y 2013, y cuenta con un gran apoyo entre los votantes inmigrantes y los jóvenes, ya que es una de las voces más claras a favor de la legalización del cannabis en su Estado. En contra: las críticas que se ganó por la gestión de la pandemia de Covid y que su confirmación supondría una ruptura absoluta con la papeleta Biden-Harris. Según mandato constitucional, un presidente y un vicepresidente del mismo estado no pueden formar parte de la misma candidatura, por lo que Harris quedaría fuera. La fulgurante figura de Gretchen Whitmer es una de las alternativas que más gustan al ala más progresista del Partido Demócrata. A sus 52 años, lleva como gobernadora de Michigan desde 2019 y desde el primer momento se mostró muy cercana (y así lo han demostrado sus políticas) a las reivindicaciones laborales de los sindicatos. Sin embargo, su carrera política queda marcada por un incidente: el FBI evitó un complot para secuestrarla durante la pandemia. Una milicia armada había planeado retenerla como protesta por el encierro que ordenó en el Estado. Ese incidente la hizo dar el salto a la actualidad nacional y su popularidad creció como la espuma, hasta el punto de que en enero de 2021 fue elegida vicepresidenta del Partido Demócrata . Su carrera a nivel nacional parece imparable, como demuestra un detalle: en breve va a presentar un libro de memorias, lo que muchas veces ha supuesto una antesala a presentarse para mudarse (o intentarlo) a Washington.
