Hasta hace poco tiempo, trabajar en la política era una actividad demasiado exigente, porque requería ciertas cualidades y preparación que no estaban al alcance de cualquier persona. Todo porque la política era política. Sin embargo, con esto del progreso mercantil, los derechos formales, las libertades en el cercado, la globalización, las nuevas tecnologías y el cachondeillo generalizado, se ha ido relajando.