Y bien, las cosas no mejoraron para Sergio Pérez en el Gran Premio de Gran Bretaña, sino que fueron para peor. Tras el nefasto resultado, el jefe de Red Bull, Christian Horner, no fue suavecito con el piloto mexicano: “es insostenible no sumar puntos. Tenemos que sumar puntos con ese coche y él lo sabe”.
Si Red Bull sigue teniendo el coche más dominante de la parilla -aunque cada vez se le acerquen más-, “Checo” tiene que pelear el podio en todas las carreras y no quedarse fuera de los puntos. El mexicano, sin embargo, es optimista: “He estado en el negocio por mucho tiempo, sé que si tengo un buen fin de semana en las carreras por venir mi temporada puede verse muy diferente”.
Eso es completamente cierto, pero también lo es que Sergio Pérez parece tener la cabeza en otro lado y ese puede ser que está muy metido en temas de comercialización en los que no debería estar tan involucrado, pero vamos por partes.
En lo deportivo, en Silverstone, cometió un error en la Q1 al perder el control del vehículo en la lluvia, pues salió de la trayectoria, y luego tuvo la mala fortuna de caer en la trampa de arena, lo que provocó una bandera roja y su eliminación de la clasificación. Pérez pidió por la radio que lo empujaran y que con eso bastaría para continuar en competencia, a lo que tuvieron que rebatirle que eso sería asistencia mecánica y volver lo prohibía el reglamento. ¿Ustedes imaginan a Fernando Alonso pidiendo una ayuda así sin saber lo que hubiera implicado?
En la carrera, “Checo” no evolucionó y acabó en la posición 17. Sin aceptar responsabilidad, culpó del resultado a la terrible estrategia de carrera, en la que contemplaron un aguacero que nunca llegó. Si bien esto es cierto, también lo es que si hubiera sido el piloto que todos conocemos, habría sido mucho más severo con su equipo para aceptar una decisión que otras veces ha rechazado.
Ahora el mexicano cayó otro lugar en la clasificación y ya es sexto -con apenas 14 puntos en los últimos 6 Grandes Premios-, luego de que Oscar Piastri lo rebasara. Este año, han ganado carreras Max Verstappen (7), Lando Norris, Charles Leclerc, Carlos Sáinz, George Russell y Lewis Hamilton, es decir, ganaron los dos pilotos de McLaren, los dos de Ferrari y los dos de Mercedes, pero en Red Bull, Verstappen es el único que ha dado la cara y Pérez Mendoza ni cerca ha estado.
Y es que las declaraciones de “Checo” contra las decisiones del equipo o su intento por ser “empujado” de regreso en la qualy del GP de Gran Bretaña, son producto de que su cabeza está en otro lado. Por eso, ese adorado “Viejo Sabroso” al que sus ingenieros adoran y le festejan en grande cuando obtiene resultados, parece haber perdido esa comunión.
Para empezar, los problemas con su ingeniero Hugh Bird, esos que Red Bull admitió le afectaron la temporada pasada, no han parado y se pudo ver desde la regañada que Sergio le metió en el GP de Australia. Eso parece haber permeado en el resto del equipo y las cosas están tensas.
Esa tensión se recrudece ante los rumores de una posible sustitución para darle el asiento al joven Liam Lawson, gracias a que no está cumpliendo con las cláusulas de rendimiento de su nuevo contrato. Este jueves, el piloto neozelandés, de 22 años, logró el ritmo de carrera que Red Bull necesita en el día de grabaciones previo a las prácticas del GP de Hungría.
También voy a insistir en el tema del artículo de hace un par de semanas: Las distracciones debido a una aparente gran necesidad de generar dinero que antes no mostraba -como la que les conté con el tequila que lo patrocinaba-, ya derivaron en una acalorada discusión de “Checo” con uno de sus patrocinadores de toda la vida por una posición que había omitido en su gorra oficial, y también lo orilló a quedar mal con un nuevo sponsor al que le ofreció un lugar en el coche que Red Bull no le autorizó.
Por eso, la respuesta a ¿qué le pasa a ‘Checo’? parece ser que entró en una “tormenta perfecta”, en la que el equipo de ingenieros no está a la altura, hay tensión al interior y la cabeza del mexicano está en otro lado, no solo porque presta demasiada atención a sus ingresos económicos, sino porque eso puede suponer que esa atención se la quita a lo más importante: el coche, uno que parece no conocer lo suficientemente bien para explotarlo como se debe. Y un piloto que no conoce su coche está condenado al fracaso. Hay tiempo en la temporada para corregir el rumbo, pero le urge hacerlo antes de que las consecuencias sean irreversibles.