La intención del trío es la de crear eventos culturales de diferente índole y de abrir la fortaleza del siglo XIII al público porque hasta ahora estaba en manos privadas.
Su último dueño importante fue el pintor vasco Ignacio Zuloaga que compró la propiedad en 1926 para convertirla en su residencia permanente donde instaló en una de sus almenas su estudio de pintura. Su esposa Valentine Dethomas y Thierré fue una notable coleccionista de libros, sellos, monedas y carteles publicitarios que pertenecía a la alta burguesía francesa.
El castillo fue pasando de generación en generación hasta que hace tres años falleció de un infarto María Rosa Suárez Zuloaga, nieta y única heredera del célebre artista. Los hijos de quien fuera una de las fundadoras de la Fundación Museo Ignacio Zuloaga decidieron ponerlo a la venta.