El riesgo de desarrollar Covid persistente ha disminuido significativamente a lo largo de la pandemia de Covid-19. Lo asegura una investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.) que se publica en ' The New England Journal of Medicine '. ¿La causa? Los investigadores atribuyen aproximadamente el 70% de la reducción del riesgo a las vacunas y el 30% a cambios ocurridos con el tiempo, incluyendo las características evolutivas del virus SARS-CoV-2 y mejoras en la detección y manejo del Covid-19. Como señala el autor principal del estudio, Ziyad Al-Aly, es una ara ocasión en la que hay buenas noticias que compartir sobre este virus. «Los hallazgos también demuestran los efectos positivos de vacunarse». Después de una infección por covid-19, hasta el 10-25% de los pacientes pueden desarrollar covid persistente. Estas pueden experimentar una amplia variedad de síntomas, como dificultad para concentrarse ' niebla cerebral', cambio en el sentido del olfato o del gusto, fatiga, dolor en las articulaciones o músculos, falta de aliento, síntomas digestivos y más. Estos síntomas pueden persistir durante semanas, meses o, como apenas se está volviendo aparente, años después de la infección por covid-19..Hasta la fecha, la Organización Mundial de la Salud ha documentado más de 775 millones de casos de Covid-19. A pesar de que estos últimos hallazgos suenan más alentadores que los estudios previos, Al-Aly advierte que «el covid persistente no ha desaparecido. No podemos bajar la guardia. Esto incluye vacunarse anualmente, ya que es clave para suprimir el riesgo de covid persistente. Si abandonamos las vacunas, es probable que el riesgo aumente». El estudio que ahora se publica en 'NEJM' ha analizado millones de registros médicos anonimizados: 441.583 veteranos con infecciones por SARS-CoV-2 y más de 4,7 millones de veteranos no infectados, desde el 1 de marzo de 2020 hasta el 31 de enero de 2022. Incluyeron individuos de diversas edades, razas y sexos; el modelado estadístico aseguró la representación equitativa. Los investigadores dividieron a los veteranos en cinco grupos: pacientes no vacunados que contrajeron la cepa original en 2020; la variante delta en 2021; y la variante ómicron en 2022. Los otros dos grupos incluyeron a personas vacunadas que tuvieron la variante delta y a personas vacunadas con la variante ómicron. No existían vacunas mientras circulaba la cepa original. El equipo estimó las tasas de covid persistente un año después de la infección para cada uno de los cinco grupos. Como era de esperar, la tasa de covid persistente fue más alta entre aquellos con la cepa original, según Al-Aly, con un 10.4% de aquellos que tuvieron infecciones que se convirtieron en covid persistente. Esta cifra disminuyó al 9,5% entre aquellos en los grupos no vacunados durante la era delta y al 7,7% durante la era ómicron. Entre los vacunados, la tasa de covid persistente fue del 5,3% durante la variante delta y del 3,5% durante la variante ómicron. « Se puede observar una diferencia clara y significativa en el riesgo durante las eras delta y ómicron entre los vacunados y los no vacunados », explica Al-Aly. Ahora bien, todavía hoy día entre tres y cuatro individuos vacunados de cada 100 desarrollan covid persistente. «Multiplicado por el gran número de personas que continúan infectándose y reinfectándose, es mucha gente. Este riesgo restante no es trivial y seguirá sumándose a un problema de salud ya alarmante que enfrentan las personas en todo el mundo». Otro hallazgo destacado ofrece pistas sobre la evolución del virus. Al analizar el riesgo entre todas las personas infectadas con covid durante la era ómicron de 2022, la probabilidad de problemas cardíacos, cerebrales, renales y pulmonares disminuyó. En contra, aumentaron las enfermedades y dolencias asociadas con la función metabólica y el sistema gastrointestinal. «Cada variante tiene su propia huella. El virus original afectó severamente al sistema respiratorio. Omicron se dirigió a problemas metabólicos y gastrointestinales. Es importante porque, aunque el riesgo de covid prolongada es cuantitativamente menor, una persona puede tener un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad según la parte del cuerpo que la variante de covid ataque».
