La Ciudad de Buenos Aires es la síntesis de la cara más triste que puede manifestar una economía, al mostrar índices de desigualdad económica sorprendentes para una jurisdicción que aporta el 25% al Producto Bruto Nacional, que más del 80% de sus recursos fiscales son de recaudación propia (no dependen de la Coparticipación) y que su Producto Bruto Geográfico per cápita es el más alto del país.
Duelen índices como el de indigencia que alcanza el 15,3%, el de pobreza con el 35,1%, consecuencia de la desigualdad económica que el modelo de los Macri consolidó en la Ciudad después de 17 años en el poder; en el primer trimestre del 2024 el Coeficiente de Gini (que mide la desigualdad de ingresos) se ubicó en 0.431 (cero mayor igualdad y 1 mayor desigualdad) cuando un año antes era de 0.388 y en el 2017 0,410. Esta desigualdad es más alarmante al comparar el norte y el sur de la Ciudad: los ingresos en los hogares del norte promediaron los $ 600.077.- en tanto que en el sur fueron de $ 294.446.-, o sea la mitad.
Echemos una mirada sobre la política de creación de empresas en la Ciudad: entre 2009 y 2021 se perdieron aproximadamente 8400 empresas en los sectores de industria, comercio y servicios.
La historia y la realidad ante el 8M
Ahora bien: ¿Qué pueden hacer los gobiernos de las áreas metropolitanas para fomentar las nuevas empresas?
Respecto al fomento de nuevas empresas, particularmente el Área Metropolitana de Buenos Aires presenta condiciones de nivel medio para el establecimiento de las mismas que pueden ser mejoradas a partir de políticas públicas concretas como, por ejemplo:
Un estudio reciente realizado por el GCBA en conjunto con el Grupo de Ecosistemas Inteligentes de América Latina (GEIAL) mostró que, con 55 puntos (sobre 100) la Ciudad exhibe un nivel de desarrollo intermedio de sus condiciones para el emprendimiento dinámico.
Nuestro país a nivel general y la Ciudad de Buenos Aires, en particular, presentan condiciones de nivel medio para el establecimiento de nuevas empresas, con un piso interesante de oportunidades, pero con varios puntos a mejorar.
Fomentar la creación de empresas y el sostenimiento de las existentes requiere un Estado activo y fortalecido con políticas de vanguardia para fomentar la empresarialidad. En particular, la C.A.B.A. debe apuntalar la creación de empresas industriales, ya que perdió el 20,7 % de las mismas entre 1996 y 2021, al pasar de una población de 13.327 firmas a otra de 10.565.
Impuesto a las Ganancias: aniquilar a la clase media
El proceso de desindustrialización que atraviesa la jurisdicción desde hace más de 25 años solo se vio interrumpido entre los años 2003 y 2008, época en la que se encadenaron seis años seguidos de crecimiento macroeconómico.
¿Como empezar a revertir esto? Básicamente con dos políticas: de desarrollo productivo y de asistencia social para la emergencia.
Desde el año 2008, cuando Mauricio Macri asume como Jefe de Gobierno, Buenos Aires viene implementando la política de distritos económicos siendo un distintivo de la política de desarrollo económico local del macrismo. La iniciativa, inspirada en experiencias internacionales, tiene como principal objetivo revitalizar áreas históricamente desatendidas, especialmente el sur de la ciudad, mediante la atracción de empresas de sectores considerados estratégicos para la ciudad con beneficios y exenciones fiscales, mejoras en infraestructura y fortalecimiento de capacidades, potenciando de esta manera el desarrollo económico de aglomeración.
La implementación de esta política tuvo como enfoque central la clusterización y promoción del desarrollo productivo local. Se destacan en aquellos distritos que resultaron con un impacto local positivo, acciones de diálogo con los actores clave (cámaras empresariales, empresas de la industria, vecinos, actores comunitarios y sociales, entre otros) y sinergias con otras políticas tanto locales como nacionales para potenciar resultados.
Esta estrategia de desarrollo se inicia con el Distrito Tecnológico radicado en el barrio Parque Patricios y una parte de Boedo, ampliándose luego a sectores como el audiovisual, las artes y el diseño. En los años 2014, 2017 y 2021 se impulsaron la puesta en marcha de tres nuevos distritos, del Deporte, Joven y del Vino respectivamente, ninguno de los cuales prosperó incluyendo en algunos casos disputas vecinales, controversias judiciales y discontinuidad gubernamental.
Los distritos tecnológicos, audiovisual y de las artes muestran resultados positivos en términos de empleo, creación de valor agregado y atracción de inversiones, destacando la importancia de la articulación entre empresas para generar nuevas oportunidades y cadenas de valor.
Pero resulta prioritario proponer mejoras como reconsiderar criterios de selección de las actividades estratégicas, fortalecer el desarrollo de capacidades y la vinculación con el sector académico, integrar prácticas de economía circular, y asegurar el consenso social para la implementación efectiva de políticas. A su vez, quedó de manifiesto la necesidad de mejorar la disponibilidad y actualización de información sobre la evolución de los distritos. Este último punto es de vital importancia ya que la información desactualizada no permite elaborar políticas y estrategias acordes a las necesidades y a la vez, maximiza el derroche de recursos públicos.
La experiencia de los Distritos Económicos resalta la importancia de políticas inclusivas y estratégicas para el desarrollo urbano y productivo de la Ciudad de Buenos Aires. El éxito de estas iniciativas depende de la definición de los sectores y áreas geográficas, así como de una gestión continua y colaborativa con todos los actores involucrados. En este sentido, estos años de macrismo en la Ciudad revelan la falta de una estrategia global para el desarrollo económico local que permita la generación de empleo, mayores ingresos para las personas y disminuir la desigualdad económica que admita a las familias vivir con dignidad en una Ciudad opulenta y con recursos.