La elección del senador James David Vance como candidato republicano a la vicepresidencia de Estados Unidos y compañero de fórmula de Donald Trump es un signo relevante de que las cosas podrían no discurrir por el cauce que se espera en los próximos meses. El hecho de que Vance no sea un trumpista de primera hora –llegó a tildar al magnate de «desastre moral», «idiota» y lo comparó con Hitler– es una muestra más del dominio absoluto que el expresidente ejerce sobre el Partido Republicano, hasta el punto de que puede darse el gusto de reciclar a sus viejos antagonistas. Pero en esta decisión hay mucho más. Trump podía haber elegido a una figura que lo reforzara en los segmentos...
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