La batalla, que determinó el dominio de 1 territorio y dejó más de un millar de muertos, destacó a este militar por su valentía en Chile.
El conflicto ocasionado principalmente por el control de los ricos depósitos de salitre en el desierto de Atacama, una región disputada entre Bolivia y Chile, y también involucró intereses económicos peruanos.
La guerra del Pacífico, que enfrentó a Perú y Chile, desembocaría la muerte de miles de militares de ambos bandos en busca de salir victoriosos con su nación. Sin embargo, hubo un soldado que destacó por la lucha de su país, siendo acribillado en territorio enemigo, y gracias a ello reconocido a lo largo de Sudamérica.
Si bien las autoridades peruanas honran a los héroes nacionales mediante ceremonias oficiales, desfiles militares y actos conmemorativos que suelen realizarse en fechas festivas como el aniversario de la independencia o batallas importantes, estos reconocimientos se perciben como gestos formales que no siempre reflejan la verdadera magnitud del valor y la entrega de quienes forjaron la historia del país.
Leoncio Prado Gutiérrez fue uno de los que forjaron la historia del país, un valeroso militar peruano, se destacó por su participación en diversas guerras en América Latina. Conocido por su coraje y espíritu combativo, Prado jugó un papel crucial en la defensa del Perú ante las fuerzas chilenas, especialmente en la batalla de Huamachuco.
El 15 de julio de 1883, el militar peruano Leoncio Prado fue ejecutado por oficiales chilenos durante la Guerra del Pacífico. La ausencia de testigos peruanos en su ejecución ha dado lugar a diversas versiones sobre los hechos de aquel día.
El historiador chileno Nicanor Molinare relató una versión en la que Prado habría dirigido el procedimiento de su fusilamiento, incrementando el número de ejecutores de dos a cuatro, lo cual resalta su patriotismo. Por otro lado, para el escritor y patriota peruano Abelardo Gamarra, conocido como 'el Tunante', el hijo de Mariano Ignacio Prado no fue formalmente fusilado, sino que, tras ser encontrado gravemente herido, fue ejecutado sin previo juicio.
Su sacrificio y lealtad a la patria lo convirtieron en un símbolo de resistencia y patriotismo.
La vida de este destacado personaje de la historia peruana y cubana estuvo marcada desde temprana edad por la actividad militar y los conflictos bélicos. A los seis años, él y su madre abandonaron Huánuco para reunirse en Lima con Mariano Ignacio Prado, su progenitor, quien ya era coronel del Ejército peruano en ese entonces.
En su adolescencia, mientras estudiaba en el Colegio Guadalupe, fue nombrado cabo en el Regimiento de Lanceros de la Unión. Poco tiempo después, se unió a la fragata Apurímac como guardiamarina durante el combate de Abtao.
Prado se unió al Ejército Libertador cubano y protagonizó un audaz acto que le valió la admiración de los rebeldes. Consciente de que dominar el mar era determinante para expulsar a los españoles de Cuba, ideó un plan para capturar un buque enemigo. En 1876, acompañado por 10 patriotas cubanos, logró hacerse con un vapor español. Gracias a esta acción, se ganó el respeto y la admiración de los luchadores por la independencia cubana.
José Qwistgaard, compilador de la biografía de Leoncio Prado, afirmó que “Cuba lo reconoce como héroe nacional”. “Tiene una fotografía que figura en el museo de Cuba y hasta hoy día hay un transporte cubano que lleva el nombre de Leoncio Prado”.
El destacado coronel, aclamado como héroe nacional en Perú, es igualmente reverenciado en Cuba debido a su valiente participación y liderazgo en importantes enfrentamientos. De esta manera, podemos afirmar que dos países de América lo consideran un héroe.
