El Servicio Secreto de Estados Unidos reconoció un grave error de seguridad durante el mitin de Donald Trump en Butler, Pensilvania, donde se produjo un intento de asesinato contra el expresidente. Días antes del evento, los agentes habían identificado el tejado de un edificio cercano como un posible riesgo de seguridad, indicó NBC. Sin embargo, delegaron la responsabilidad de asegurar dicha área a las autoridades locales.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, admitió públicamente que el incidente fue un "fallo" de seguridad. Este reconocimiento generó un intenso debate sobre la efectividad de los protocolos de seguridad y la coordinación entre las agencias de seguridad. Según NBC, los agentes del Servicio Secreto eran conscientes del riesgo, pero la ejecución de las medidas de seguridad fue insuficiente.
Richard Goldinger, fiscal de distrito del condado de Butler, señaló que su oficina desplegó cuatro equipos de francotiradores y cuatro equipos de respuesta rápida en el mitin de Trump. Sin embargo, insistió en que el Servicio Secreto dirigía las operaciones y designaba las responsabilidades. En la misma línea, indicó que, esta falta de acción adecuada permitió que Thomas Matthew Crooks, de 20 años, lograra disparar contra el expresidente, hiriéndolo levemente.
"El Servicio Secreto dirigía el espectáculo. Ellos fueron los que designaron quién hacía qué", afirmó Goldinger, quien, de esta manera, traspasó la responsabilidad de los hechos al Servicio Secreto. De acuerdo al fiscal de distrito, "en la jerarquía de mando, estaban en la cima" y sentenció que "todo está bajo la jurisdicción" del grupo perteneciente a la Seguridad Nacional.
Durante un mitin en Butler, Pensilvania, el expresidente Donald Trump sufrió un atentado que terminó por herirlo, pero no de gravedad. Mientras pronunciaba su discurso, se oyeron sonidos que parecían disparos, tras los cuales Trump se tocó la cara y cayó al suelo, emergiendo luego con algo de sangre. Tras ello fue rodeado por agentes del Servicio Secreto, quienes lo evacuaron ante un público consternado.
El incidente ocurrió justo antes de que Trump pudiera anunciar posibles noticias importantes en relación con su campaña, lo que añadió tensión al evento. Posteriormente, fue trasladado a un centro médico para evaluación, y aunque se encontraba herido, su estado general fue descrito como bueno, levantando el puño en señal de fortaleza ante sus seguidores.
Thomas Matthew Crooks, de 20 años, es la persona que intentó asesinar al expresidente Donald Trump durante un mitin en Butler, Pensilvania. Proveniente de una familia con vínculos comerciales con BlackRock, Crooks disparó desde el tejado de un edificio cercano, previamente identificado como un riesgo por el Servicio Secreto, aunque la responsabilidad de asegurar el área se delegó a las autoridades locales.
Crooks, con un historial de problemas psicológicos, logró herir levemente a Trump antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad en el lugar. Este incidente generó un debate sobre la efectividad de los protocolos de seguridad y la coordinación entre las agencias encargadas de proteger a figuras públicas. Además, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y el fiscal del condado de Butler, Richard Goldinger, destacaron la importancia de fortalecer la seguridad.
