A fines de junio, la noticia de que la sonda china Chang'e-6 había retornado a la Tierra con muestras geológicas de la Luna se difundió como un acontecimiento sin precedentes. Una vez más, el satélite natural del planeta toma protagonismo por el descubrimiento de un túnel subterráneo en el mar de la Tranquilidad que podría servir de refugio para los astronautas.
Lorenzo Buzzone, autor principal del estudio científico, recordó que han transcurrido 50 años desde que se teoriza sobre estas 'cuevas'. Llegar a la Luna es el primer destino de la humanidad en el inmenso cosmos para luego expandirse por el sistema solar. ¿Funcionarán mejor los programas de exploración con el hallazgo de otros túneles?
Un equipo internacional de científicos, liderado por investigadores de la Universidad de Trento en Italia, ha publicado en un estudio sorprendente que confirmaría la existencia de un túnel en el subsuelo de la Luna, un antiguo tubo de lava ahora vacío. Se sabe que cuando estos sectores se enfrían, se forma una capa que crea un pasaje, aunque eventos sísmicos o bombardeos de meteoritos atentan contra su estabilidad.
En la superficie de la Luna se han observado posibles aberturas subterráneas aparte de la examinada. Estas fosas llaman la atención porque los astrónomos las imaginan como posibles viviendas de la humanidad en colonizaciones futuras, como se piensa hacer con el proyecto Artemis, de la NASA, en 2026 (si no se posterga de nuevo).
En el artículo, los expertos analizaron imágenes de radar de la fosa del mar de la Tranquilidad, "una claraboya elíptica con paredes verticales o salientes y un suelo de fosa inclinado que parece extenderse más bajo tierra", según lo apuntado. El también conocido como Mare Tranquillitatis se volvió popular porque el módulo lunar Apolo 11 descendió allí el 20 de julio de 1969, en la misión de Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins.
Los instrumentos de la misión Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), en el 2010, habían identificado, por primera vez, un misterioso 'pozo' en el mar de la Tranquilidad. La sonda, del mismo nombre, según información de la NASA, ha mapeado a la Luna en tres dimensiones con el fin de acordar cuál será el futuro lugar del asentamiento humano. A la fecha, el LRO continúa dando vueltas alrededor del satélite natural de la Tierra.
Lorenzo Buzzone, autor principal del artículo subido a Nature Astronomy, recordó que han transcurrido 50 años desde que se teoriza sobre estas 'cuevas'. "Ahora, años más tarde, hemos vuelto a analizar estos datos con complejas técnicas de procesamiento de señales desarrolladas por nosotros recientemente y hemos descubierto reflejos de radar en la zona del pozo que se explican mejor por un conducto de cueva subterránea. Este hallazgo proporciona la primera evidencia directa de un tubo de lava accesible bajo la superficie de la Luna", agregó el científico.
El coautor Leonardo Carrer también brindó su apreciación: "Gracias al análisis de los datos, pudimos crear un modelo de una parte del conducto. La explicación más probable para nuestras observaciones es un tubo de lava vacío".
Vivir en la Luna presenta numerosos desafíos para los humanos debido a su entorno amenazante. A continuación, se detallan las principales desventajas:
La Luna experimenta cambios drásticos de temperatura, con el lado iluminado por el Sol alcanzando hasta 127 °C s y el lado oscuro descendiendo a -173 °C. Estas variaciones extremas hacen difícil mantener un ambiente habitable para los humanos sin sofisticados sistemas de control térmico. Por esta razón, suele considerarse la creación de escondites subterráneos.
La falta de una atmósfera y un campo magnético que protejan la superficie lunar de la radiación solar y cósmica significa que los niveles de radiación son hasta 150 veces mayores que en la Tierra. Esto aumenta el riesgo de cáncer y otras enfermedades.
La Luna no tiene una atmósfera densa que pueda proteger a sus habitantes de impactos de micrometeoritos, que pueden causar daños severos a los hábitats y los equipos. Además, la falta de atmósfera significa que no hay oxígeno respirable, lo que obliga a depender completamente de sistemas de soporte vital.
La gravedad lunar es aproximadamente un sexto de la terrestre, lo que puede tener efectos adversos a largo plazo sobre la salud humana, lo cual incluye la pérdida de masa ósea y muscular.
Aunque hay indicios de la presencia de agua en forma de hielo en los polos lunares, la disponibilidad de otros recursos esenciales como alimentos, materiales de construcción y energía es limitada. Esto requiere el desarrollo de tecnologías avanzadas para la extracción y utilización de recursos locales o depender de costosos envíos desde la Tierra.
Por estas razones, uno de los principales retos para el regreso a la Luna es encontrar lugares seguros en bunkers o túneles subterráneos que sirvan como primer medio de adaptación.