Cuatro días después del terremoto originado por Vox, que rompió con el PP en cinco autonomías como gesto de protesta por la acogida de 347 menores migrantes, y a dos días de que Pedro Sánchez presente su «plan de regeneración» que sitúa a la libertad de prensa en el punto de mira, Alberto Núñez Feijóo protagonizó ayer «LA RAZÓN DE...» y se erigió en la única alternativa ante la deriva del Gobierno, carcomido por el «caso Koldo» y el «caso Begoña Gómez».
Ha pasado casi un año desde aquel 23J en el que el PP «asumió su responsabilidad y planteó una opción para evitar la influencia de las minorías», aunque Feijóo lamentó que su hoja de ruta «contó con el rechazo de Sánchez, donde se desentendió del interés general» algo que, dijo, él no ha hecho. Y es que el plan que trazó para España, «aunque no era perfecto, es mejor que el impuesto por el presidente del Gobierno» y que «nació de un chantaje». De ello, recordó que se ha derivado «una sucesión de situaciones que una democracia no puede tolerar», que van desde los ataques a la igualdad de los españoles, al control político de las instituciones, amenazas a los contrapoderes, serios indicios de corrupción personal y del Gobierno y una enorme estridencia, entre otros. Ante ello, Feijóo aseguró que el Partido Popular ha actuado «como dique de contención» a los atropellos del Gobierno, construyendo una alternativa que no aspire solo a frenarlos, sino a revertirlos a través del cambio político de España», ante la «sucesión de situaciones inéditas que no se deben normalizar». «Esto es lo que esperan los españoles porque para eso nos han votado» y se mostró convencido de que otros que no le votaron entonces, «ahora sí que lo harían».
El líder del PP se siente orgulloso de que en esta etapa las únicas reformas «buenas» de la legislatura son las que llevan «el sello del PP», como la del artículo 49 de la Constitución o el camino iniciado para que los jueces participen en la elección de sus pares y «acabar con las puertas giratorias entre la política y el poder judicial y la Fiscalía». «Ganar las votaciones en el Congreso por parte de la oposición antes era noticia, ahora no. Y no porque significa que el Gobierno las acepte», apuntó.
Feijóo no va a renunciar «al cambio político en España» y aseguró que, aunque la denuncia es imperativa, «la tentación de quedarse en la denuncia desde la oposición es un lujo que España no se puede permitir y no quiero perjudicar mis aspiraciones electorales solo a costa de perjudicar a mi país».
En referencia a Vox, que ha roto hasta cinco pactos autonómicos en territorios donde gobernaban en coalición con los populares, el líder del PP aseguró que él no intenta «reventar gobiernos que están funcionado solo por motivos electorales» y lanzó un aviso: «Torpedear el cambio político en las autonomías, lo retrasa. No puede representar el cambio político en España quien lo ha tirado a la basura en las comunidades autónomas», subrayó.
Ante lo que denominó la legislatura que «nunca debió comenzar» y que ha supuesto la aprobación de la Ley de Amnistía «indigna», incidió en que la buena política no consiste en «golpes de efecto», sino en gobernar y tomar decisiones, algo que «es indelegable». Con la experiencia de sus años al frente de la presidencia de la Xunta de Galicia, Feijóo aseguró que no es un «frívolo» y, por tanto, no intenta convertirse en un protagonista de un «melodrama» –como Sánchez– enviando cartas a la ciudadanía, «ni intento reventar gobiernos que funcionan por tema electoralista». «No creemos en el cuanto peor mejor, sino cuanto peor, peor», advirtió. Y es que, «España ya tiene bastantes problemas con este Gobierno».
Entre los problemas que asisten a la nación se refirió a dos: el que amenaza la libertad de información y la inmigración irregular.
Aprovechó el foro periodístico para alertar de que la ley –de «regeneración democrática»– que Sánchez va a llevar este miércoles al Congreso bajo la excusa de que es una regulación europea se aprobó en la Unión «con fines contrarios a la que plantea Sánchez». «El reglamento europeo busca que los medios no estén sometidos a intereses externos ni a grupos de presión sin identificar y que la información provenga de fuentes identificadas y legales», algo que, apuntó, «nada tiene que ver con los intentos de silenciar a la prensa por la que apuesta Sánchez». «No le basta con extender su control y ser el Gobierno con mayor presupuesto institucional, sino que ahora intenta acallar las voces de los que denuncien sus corruptelas». Y es que, «al presidente le molestan las preguntas y los medios que las hacen». «Para Sánchez la verdad es un obstáculo que trata de sortear con mentiras, medias verdades y el recorte de libertades. Estamos en un momento muy delicado para la libertad de prensa y, por tanto, para la democracia», por lo que ha instado a «todos» a «alzar la voz en defensa de la libertad de prensa».
Entre esas preguntas sin respuesta, el presidente del PP quiere saber «qué más esconde» Sánchez y «cuánto más va a seguir engañando a los españoles, empezando por sus propios votantes», tras conocerse ayer que el jefe del Ejecutivo y su esposa mantuvieron reuniones con un empresario que se benefició poco después de contratos públicos del Gobierno.
También se refirió a la inmigración irregular, un problema del que también alertó hace dos semanas a los líderes europeos ante un Gobierno que mira «para otro lado». En 2024 la llegada de inmigrantes ilegales se ha multiplicado por dos y en Canarias por tres. «Y el Gobierno lo sabe porque son datos suyos». Por ello, reclamó al presidente del Gobierno que declare la emergencia migratoria nacional y convoque la Conferencia de Presidentes de manera «urgente». Advirtió de que Sánchez «no tiene política migratoria» y busca convertir a esas personas en «arma política arrojadiza» porque «no es serio que el problema de migración se reduzca a un reparto de menores por el territorio nacional». También criticó que el responsable de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, no hayan comparecido sobre esta crisis, intentando tapar así su ausencia de política migratoria. Además, advirtió de que incluso reparten a los menores «sin comprobar si lo son», siendo tratados algunos de ellos como si fueran adultos y, luego, resultan no serlo. Recalcó que «la competencia migratoria es del Gobierno de la nación y, por lo tanto, la incompetencia, también». Además, aseguró que las comunidades gobernadas por el Partido Popular «han sido solidarias y responsables» al acordar el reparto de los menores migrantes no acompañados».
El presidente de los populares también cargó contra Santiago Abascal por ayudar al Ejecutivo de Sánchez mediante el dilema de «o abandonas a Canarias a su suerte o eres un traidor», y alertó de que esa falta de dicotomía es el «sueño de Sánchez, que quiere ridiculizar la alternativa a este Gobierno y por eso no le molesta Vox». «España no está condenada a elegir entre el egoísmo de Sánchez o los que dicen que son oposición. Me niego a esa España binaria en la que solo caben los propios», sentenció el líder del PP.