18.12, hora local en Butler, localidad de Pensilvania donde Trump acababa de comenzar un mitin, con casi una hora de demora. Calor de 32 grados. Miles de personas a su alrededor. Hablaba el expresidente de inmigración: «Si quieren ver algo triste, echen un ojo a lo que ocurrió…». No pudo acabar la frase. Se oyeron disparos. Primero Trump, con su habitual gorra roja, se tocó el lado derecho de la cara, arrimó el hombro a la mejilla, pareció darse cuenta de que había recibido un disparo, y se agachó al suelo. Tras él, la multitud dio muestras de pánico, escondiéndose como pudo. Lo cierto es que tres segundos después de disparar el asesino había sido ya abatido por un francotirador...
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