Los seguidores de la selección española, aproximadamente unos 13.000 que han viajado a Berlín para presenciar la final de la Eurocopa 2024 ante Inglaterra, disfrutaron de las horas previas al partido en un ambiente festivo, tiñendo de rojo la ciudad, con disfraces y cánticos entre los que se repite uno nuevo, "Lamine Yamal, cada día te quiero más".
La canción del Príncipe gitano 'Obi, oba, cada día te quiero más' sirve de base para el nuevo cántico que la afición española dedica a un nuevo referente. Yamal, héroe de la semifinal de la Eurocopa con su gol de récord a Francia que impulsó la remontada, es con 17 años recién cumplidos una perla que brilla en el torneo en el que ha sido titular indiscutible.
Tan de moda Yamal entre la afición como su compañero Marc Cucurella, una de las grandes revelaciones de la selección española en el torneo, que ha provocado por su pelo rizado y abultado un nuevo disfraz con pelucas. Se suma a los toreros, hoy uno subido a una especie de caballito que recorría la Puerta de Brandeburgo entre los olés de la afición.
Las banderas rojigualdas, camisetas, con un 'boom' en la reedición de Adidas de la camiseta de 1996, agotada y que lucen orgullosos los aficionados que llegaron a tiempo para adquirirla, bufandas y maquillajes se dejaron ver en la fiesta en la 'fan zone' habilitada por UEFA para el equipo español.
La fiesta se inició a las 13:00 horas y se interrumpió por momentos por una tormenta en Berlín. El agua dio tregua para que desde el punto de encuentro para los españoles, la plaza Hammarskjöldplatz, se iniciase una marcha al estadio desde las 17:00 marcada por los cánticos y la fiesta añadida nada más conocer el triunfo en Wimbledon de Carlos Alcaraz al imponerse en la final al serbio Novak Djokovic.
En otra zona de la gran ciudad, estaban citados los seguidores ingleses, repartidos en todas las zonas del centro por su mayor presencia respecto a la española. Disfrutaron de litros de cerveza, animaron las horas previas a su selección rodeados de un mayor despliegue policial y control en sus acciones.
Desde las 18:00 horas las dos aficiones ya tuvieron acceso al Olímpico de Berlín, abierto para cualquiera de los 70.000 privilegiados con entrada para la final. La mayoría disfrutño en los alrededores de un estadio imponente construido en 1936 por los nazis para los Juegos Olímpicos como exhibición de poderío.
En el campo, el momento de emoción llegó con los himnos. Primero el inglés y después. Esta vez, cuando sonó el himno español, Dani Carvajal no guiñó un ojo, porque, probablemente, su madre esté en el campo.