Las imágenes dieron la vuelta al mundo y sacudieron la tarde del sábado. Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos y actual candidato de los republicanos a un nuevo periodo de Gobierno, había sido atacado con arma de fuego en un mitin de campaña electoral en Pensilvania.
Las fotografías y video muestran a Donald Trump cayendo hacia adelante, visiblemente alcanzado por uno de los disparos. Al ser puesto de pie por los miembros de su seguridad, un hilillo de sangre recorre desde su oído hasta la mejilla. Parece que no hay más daño físico que lamentar.
El tiroteo pudo tener consecuencias fatales, dada la vulnerabilidad del candidato presidencial al momento del ataque. Un lugar al aire libre, un francotirador y muchas personas en el lugar donde se llevaba a cabo el acto político resultaron el escenario ideal para el intento de magnicidio. La remembranza del asesinato de John F. Kennedy es inevitable. Una asociación de imágenes del crimen que conmovió a toda una generación y que sin duda influirá en el resultado final que logre Trump en noviembre.
Las condenas al acto criminal ocurrido en Pensilvania no se hicieron esperar. Los líderes del mundo entero han rechazado este ataque perpetrado por un integrante de una organización radical, quien fue abatido por el servicio secreto norteamericano. Hay que lamentar también la muerte de uno de los asistentes al mitin político de Trump en Butler, Pensilvania.
Sin embargo, es bueno recordar que la negativa persistente del grupo republicano a limitar la venta de armas en Estados Unidos y la adhesión de Donald Trump al club del rifle resultan un aliciente para los francotiradores y desquiciados que asolan colegios, locales públicos y mítines políticos.
Es necesario reiterar el rechazo a toda forma de violencia en cualquier confín del planeta. La violencia verbal y la agresión física son condenables y deben ser erradicadas de la política.
