« Calor « y » Sevilla « son dos palabras que, sobre todo en verano, van de la mano. Y es que superar los 40 grados es una tónica habitual durante varios días de los meses estivales en la capital hispalense, lo que da lugar a que desde la Agencia Estatal de Meteorología ( AEMET ) se decreten alertas por temperaturas extremas . El valle del Guadalquivir , donde se ubica Sevilla, juega un papel clave en esa sofocante sensación térmica. Y es que, al estar rodeado de sierras, actúa como un embudo que retiene el calor durante los meses más calurosos; es decir, impide la circulación de vientos refrescantes y atrapa el aire cálido . Además, el río aporta una humedad adicional que, al combinarse con las altas temperaturas, genera una sensación de bochorno característico de los veranos sevillanos. Aun así, a pesar de encontrar en Sevilla planes para hacer en verano para huir del calor , lo cierto es que puede hacerse difícil el transcurrir de los días veraniegos en la ciudad. Ante esta tesitura, los sevillanos suelen optar por acudir a las piscinas o playas cercanas para refrescarse y combatir el clásico calor estival . Ahora bien, mientras que en la ciudad de Sevilla se rozan o superan los 40 grados durante varios tramos del verano, cabe resaltar que algunos pueblos de la provincia ofrecen un clima más benigno durante los meses más calurosos del año. Esto se debe principalmente a factores geográficos y de altitud que marcan una diferencia sustancial con respecto a la capital. Los pueblos mencionados se encuentran situados en la Sierra Norte (Alanís, Cazalla de la Sierra y Constantina) y en la Sierra Sur (Estepa, Gilena, Lora de Estepa, Martín de la ara, Pedrera y la Roda de Andalucía), las cuales rodean el valle del Guadalquivir y, por lo tanto, están alejados de la dinámica de acumulación de calor que afecta a Sevilla . Asimismo, estas localidades cuentan con una mayor altitud, una mayor presencia de vegetación y una mejor circulación de los vientos , lo cual contribuye a que en ellas se disfruten de temperaturas menos sofocantes durante el verano, ofreciendo un refugio ideal para escapar del bochorno de la capital.