Alejandro González fue un férreo defensa del fútbol tico entre finales de los 90 y principios de los 2000. Usted lo recuerda con el uniforme de Carmelita; sin embargo, este exzaguero, declarado por él mismo como antisaprissista, fue formado en las ligas menores de Alajuelense y, aunque parezca increíble, estuvo muy cerca de jugar para el Monstruo.
La vida de González tuvo episodios importantes con Saprissa, aunque él acepta que los colores morado y blanco no son de su agrado. Por ejemplo, el conjunto tibaseño lo quiso en la época que Patricio Hernández era el entrenador y estuvo a punto de firmar; pero también vivió un trago amargo contra la S.
Hay una acción que marcó el fútbol nacional y que mucha gente recuerda. Esta se dio en el antiguo Estadio Nacional. Carmelita perdió a su portero y el central, Alejandro González, defendió el arco en el cierre del cotejo; sin embargo, en una jugada el futbolista soltó el balón y en ese momento el juvenil del Saprissa, Esteban Ramírez, traboneó a González y marcó el 4 a 3 con el que los morados triunfaron.
“Con Saprissa yo tuve algo extraño, porque no es que sea liguista, es que de verdad soy antisaprissista. Estuve muy cerca de jugar ahí. En la época de Patricio Hernández, yo estaba en Liberia, jugamos contra ellos y al final del partido Vladimir Quesada, quien era asistente, se me acercó y me dijo que el profesor quería llevarme”, recordó.
“Les dije que iba y pedí la salida de Liberia. Ellos me permitieron irme y Saprissa me ofreció tres veces lo que yo ganaba en Liberia, entonces me fui. Pero cuando ya iba a firmar, resulta que Saprissa despidió a Patricio y el interés se cayó”, añadió.
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La otra experiencia es solo una anécdota para González. El exdefensa, no obstante, sí cree que en la jugada hubo falta por parte de Esteban Ramírez.
“Tuve una carrera de 14 años. Terminé en febrero de 2011, me retiré en Segunda con Carmelita. Estaba pasando por una situación complicada Carmelita y yo me fui. Me ofrecieron manejar un camión para transportar alimentos. Me desligué del fútbol”, acotó.
Alejandro sí recuerda con nostalgia el ambiente de los camerinos, donde él era quien ponía las bromas.
González aprovechó para quitarse el mote de rudo.
“A mí me expulsaron dos veces en 207 partidos. No creo que el juego fuera tan rudo porque vi muy pocas veces la tarjeta roja”, manifestó entre risas.
Ahora el apellido del jugador sigue vigente en el fútbol nacional, ya que su hijo de 22 años, Pablo Alejandro González, es arquero del Rosario de Naranjo.
“Siempre decían que debía ser defensa, pero resulta que cuando Keylor Navas hizo su actuación en Brasil 2014, él se transformó y me dijo: ‘Yo quiero ser portero’. Yo a él sí le dije que yo no iba a interferir en su la carrera, que él se formara el camino como yo me lo formé”, comunicó.
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Alejandro González ahora se dedica a la venta de alimentos para animales, un trabajo que lo tiene muy contento y en el que asegura haberse desarrollado muy bien.
“Vieras que ahí encontré una estabilidad que ni el fútbol me había dado. Cuando yo salí del deporte, lo hice con 32 años, pensé en sacar las licencias para ser entrenador y llegué hasta la ‘B’, pero la verdad es que luego vi que para la siguiente pedían como $3.000 y yo prefería buscar otro camino, sobre todo pensando en la responsabilidad familiar que tenía”, finalizó.