Llama a reflexión que hayamos recibido una carta de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) tomando distancia de un comunicado emitido por una de las 12 comisiones de la CEP, como es la CEAS. La Comisión Episcopal de Acción Social es dirigida por un obispo de la Iglesia católica y su labor se desarrolla en atención de quienes requieren mayor ayuda, los más pobres, los más necesitados. Por ello, en su comunicado del 9 de julio, remarcan esta conexión con los ciudadanos que están siendo afectados por el Congreso y el Gobierno, ambos con nulos porcentajes de aprobación, y explicitan su solidaridad por la grave crisis política, social y económica que está afectando a la gran mayoría de peruanos.
Aseguran en su pronunciamiento que están alineados a la posición del papa Francisco en demanda de democracias que resuelvan las injusticias y promuevan una acción social que mejore la iniquidad generada por un mercado sin controles y un Estado que pone en peligro la vida de quienes protestan y que no buscan el bien común sino el beneficio personal.
La CEAS hace suya esta preocupación del papa, la aplica a la realidad nacional actual y recalca que los pronunciamientos de los obispos peruanos han ido en la misma línea, enjuiciando las acciones contra los ciudadanos que se cometen a diario desde el poder.
¿Qué es lo que sacamos en claro de este pronunciamiento y de la discusión posterior que se ha desatado? Que corresponde a una organización de la propia Iglesia católica que se alinea a lo señalado por el papa Francisco y que reitera las previas declaraciones de los obispos peruanos difundidas hace pocas semanas. También que es un tema en agenda que demanda la discusión entre las instancias y representantes de la Iglesia católica.
Ahora ya sabemos, a raíz del comunicado de la Presidencia de la Conferencia Episcopal, que esta no comparte necesariamente todos los puntos de vista expresados por las diferentes pastorales que conforman la grey católica.
El papa Francisco ha dado a conocer su enfoque sobre la autoridad y el servicio público. “Una autoridad que no es servicio, es dictadura”, ha dicho el prelado de la Iglesia.
Desde La República hacemos votos porque se abra el dialogo fructífero entre las diferentes instancias de la Iglesia y que se extienda en nuestro país la palabra del papa y se predique su llamado a la justicia, a la paz, al triunfo del bien sobre el mal. Compartimos la visión de la Iglesia católica en su compromiso con los más pobres y con la democracia, que es el único sistema que elige el bien común y el servicio público por encima del lucro y la corrupción. Y señalamos también firmemente que en el Perú actual se está destruyendo la institucionalidad y el Estado de derecho, y se requieren acciones comunes para evitarlo.
