Es una máxima aceptada en el mundo del deporte: es más difícil mantenerse que llegar, y que se suele cumplir en la mayoría de los casos, salvo los casos extraordinarios que son los que, a la postre, marcan épocas. Como tenista único, atípico y exclusivo que es Carlos Alcaraz , se ha empeñado en desbaratar ese lema con esa constante búsqueda de ser mejor que ayer. Y se ha convertido el español en una muestra de la fiabilidad que otros congéneres no han logrado alcanzar. Especialmente brillante su desempeño en los Grand Slams. Desde su irrupción en la mesa de los más grandes, Alcaraz ha permanecido anclado a las últimas rondas para desesperación de los rivales. Alcaraz ha participado en 14 Grand Slams. Se estrenó en Roland Garros 2020, en plena pandemia, en otoño, todavía sin hacer el tenista murciano que perdió en la primera ronda de la fase previa contra a Aleksandar Vukic (6-4, 7-6 (5) y 6-3). Sí, el mismo Vukic que esta semana pasada le endosó un 7-6 (5), 6-2 y 6-2 ya en la liga de verdad. Tardó apenas uno meses en probar los cuadros finales. En su siguiente Grand Slam, el Abierto de Australia 2021, alcanzó la segunda ronda, desde la previa, en la que chocó con Mikael Ymer (2-6, 6-4, 6-4 y 7-6 (5)). A partir de ahí, a crecer: fase previa y hasta la tercera ronda en Roland Garros 2021 (Jan-Lennard Struff, 6-4, 7-6 (3) y 6-2); cuadro final de forma directa y segunda ronda en Wimbledon 2021 (Medvedev, 6-4, 6-1 y 6-2); cuartos de final del US Open 2021 (Felix Auger-Aliassime, 6-3, 3-1 y ret.). Ya en 2022, la llegada a las alturas de forma progresiva: tercera ronda de Australia 2022 (Matteo Berrettini, 6-2, 7-6 (3), 4-6, 2-6 y 7-6 (5)); cuartos de final en Roland Garros 2022 (Alexander Zverev, 6-4, 6-4, 4-6 y 7-6 (7)); y octavos de Wimbledon (Jannik Sinner, 6-1, 6-4, 6-7 (8) y 6-3), antes de su primera final, su primer Grand Slam, en el US Open 2022, y número 1 más joven de la historia (ante Casper Ruud, 6-4, 2-6, 7-6 (1) y 6-3). Desde ese primer mordisco a la historia de los grandes, Alcaraz ha encadenado seis penúltimas rondas a excepción de los cuartos de final del Abierto de Australia de este pasado enero (Zverev, 6-1, 6-3, 7-6 (2) y 6-4). Djokovic y los calambres lo frenaron en la final de Roland Garros 2023 (3-6, 7-5, 6-1 y 6-1); triunfó un mes después, y ante Djokovic, en la final de Wimbledon 2023 (1-6, 7-6 (6), 6-1, 3-6 y 6-4); cayó con Medvedev en la semifinal del US Open 2023 (7-6 (3), 6-1, 3-6 y 6-3); venció en París 2024 ante Zverev (6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-4) y alcanza la última ronda en Wimbledon 2024 tras superar a Medvedev. «El dato de las semifinales nos dice que estamos en el camino correcto, pero tenemos más hambre. Queremos el dato de las finales», advertía Alcaraz. por el momento, su porcentaje de fiabilidad sube más enteros en los últimos días de torneo, pues no ha perdido ninguna de las tres que ha jugado. Es lo que lo diferencia con otros congéneres, pues su rival en semifinales, Medvedev, alcanzó cinco últimas rondas, pero solo pudo arañar una: US Open 2021. Con 19 años se plantó en el último domingo del Grand Slam estadounidense y apenas tembló contra Casper Ruud. Su triunfo en Flushing Meadows, puro control en cada punto desde el fondo, impecable esa derecha que en pista rápida suena como un obús, también lo aupó al número 1 por primera vez. En aquel choque con el noruego: 6-4, 2-6, 7-6 (1) y 6-3, 14 saques directos, tres dobles faltas, un 64 % de primer servicio, siete de diez opciones de rotura salvados, 55 goles ganadores, 41 errores no forzados, sonrisa de oreja a oreja. Hacía apenas un mes, en la Philippe Chatrier de París, Carlos Alcaraz se había doblado sobre sí mismo acogotado por la presión que le suponía jugar la semifinal de Roland Garros y contra Novak Djokovic. «No puedo, no puedo», admitía el murciano que señalaba al fisio todas las partes de su cuerpo que tenía agarrotadas. Perdió aquel partido, pero ganó un montón de lecciones que puso en práctica en el verde Wimbledon, ante el mismo rival que en París, el número 1 y ganador de siete coronas en esa pista, Novak Djokovic. Pero ya no era el mismo Alcaraz. En solo un mes, era uno mucho más evolucionado que no tembló ni ante el escenario ni ante la ronda ni ante el rival. 1-6, 7-6 (6), 6-1, 3-6, y 6-4 en cuatro horas y 46 minutos. Tenía la espinita de París, ese territorio tan español por todas las veces que lo habían conquistado raquetas nacionales. Entre ellos, Juan Carlos Ferrero, en 2003. Por eso había ganas de triunfar en la Philippe Chatrier, muchas. Había dudas de su preparación, pues el antebrazo lo había dejado corto de partidos previos, sin Montecarlo ni Barcelona ni Roma, pero se confiaba en su talento natural, en el trabajo en los entrenamientos y en esa capacidad de adaptarse a las superficies que pocos tienen tan efectivas. A pesar de algunos apuros más propios que ajenos, con esas desconexiones que permitieron a los rivales arrebatarle algún set por el camino a la final, mostró la calidad suficiente como para triunfar sobre los obstáculos y plantarse en el mejor punto ante Alexander Zverev. El alemán respondió a la altura de sus cualidades, firme y peleón, pero solo alargó una historia que casi parecía escrita de antemano por todo lo que hace ya Alcaraz con sus rivales. Los marea, los engaña, les enseña el caramelo para arrebatárselo después. Fue un 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2 en cuatro horas y 19 minutos para su tercer título de Grand Slam, para completar el triplete de grandes en las tres superficies antes que nadie, con solo 21 años, y todas las que están por llegar. Falta la cuarta, que le tiene ganas Alcaraz porque se le hace poco tener uno de los mejores datos en cuanto a semifinales de Grand Slam. «Eso indica que estamos en el camino correcto, pero queremos más, tenemos hambre de más. Queremos tener ese dato en cuanto a las finales», convencía el murciano. Lo intentará este domingo 14 de julio contra Novak Djokovic, que sabe lo que le espera: «Es un gran ejemplo del gran equilibrio de un gran jugador: gran equipo, gran familia. Se merece ser el mejor con 21 años y le deseo lo mejor en el futuro. Va a ganar muchos Grand Slams en el futuro, espero que no el domingo, quizá cuando me retire, dentro de cincuenta años. Me ganó el año pasado en una gran partido. No espero nada menos que eso, una gran batalla en la pista. Es uno de los más completos y me va a exigir lo máximo el domingo. Eso lo sé», expuso el serbio.