La semana que termina nos deja consternados por un video viral donde se muestra la agresión de un joven hacia una menor de edad con uniforme colegial en un autobús en San Carlos. ¿De dónde viene tanta violencia? ¿Por qué el ensañamiento y la humillación de la joven? ¿Qué pasa con los niños y jóvenes que se ven envueltos en una cultura violenta?
Parece ser que en ellos va anidando una tendencia a despersonalizar al otro, a no reconocer su dignidad humana, a no resolver conflictos, sino a zanjar las situaciones a través de la agresión. Se va gestando una manera de pensar según la cual el más fuerte y el más violento es quien gobierna, el que gana, el que somete a los demás.
Sorprende también que nadie en su entorno haga nada para impedir la agresión. Parece que existe una especie de código según el cual, cuando situaciones como estas ocurren, los demás solo pueden grabar videos y burlarse. El joven que agrede a la muchacha también probablemente es víctima, ya que ese tipo de conductas no surgen de la nada. Son aprendidas, modeladas, vividas, reforzadas. El agresor también necesita ayuda.
En los colegios se sufre día a día lo que llamamos acoso escolar o bullying. No es fácil erradicarlo, ya que por más esfuerzo que hagan los profesores en formar, si en las casas no se cultiva una cultura del buen trato y el respeto, poco podremos avanzar. Se requieren políticas de prevención y el establecimiento de espacios seguros no solo en los centros educativos, sino también, por ejemplo, en el transporte.
Es probable que la respuesta a esta difícil situación esté en una formación continua de los padres de familia, los estudiantes y el personal docente y administrativo. Por este motivo, desde las etapas escolares se tiene que empezar a fomentar una cultura del buen trato, con psicoeducación para los estudiantes, los encargados y el personal docente y administrativo.
Es un cambio de paradigma que debemos proponer, en el cual el poder no significa la imposición por la fuerza, sino más bien la entrega hacia los otros, sobre todo hacia los más débiles y necesitados. La vida no es un llamado a estar por encima de los demás, sino a estar al servicio de ellos, pues hay maneras de resolver los conflictos sin que se involucren la violencia y el maltrato.
Urge actuar para ayudar a los jóvenes, revisar cuáles son los elementos culturales que consumen y forman idiosincrasias de odio y maltrato, para así mejorar. ¿Qué dicen las canciones que escuchan y las figuras famosas que siguen? ¿Hablan de respeto o de imposición?
El cambio debe operar en todos, porque es tan desconcertante que nadie hiciera nada por la joven como la agresión misma que sufrió. Entonces, eduquemos para formar una cultura del buen trato, una cultura para no permitir la agresión. Para establecer esta cultura, la educación y la formación deben ser continuas en la familia, la escuela, el colegio y los espacios sociales en general.
Los jóvenes nos piden formación a gritos; el video nos muestra que urge escucharlos y actuar.
Juan Carlos Oviedo Salazar es director del Centro para la Prevención del Abuso.