Quizá la madre de todas las series, la que rompió moldes asfaltando nuevos caminos, la que escapó de las rutinas bobaliconas, fue ' Luz de luna' . La blonda espiritual Cybil Shepherd y el chico malo Bruce Willis le hablaban al espectador saltándose la cuarta pared como en aquellos clásicos de los Marx, y la tensión sexual que alcanzaron sus personajes todavía no se ha superado. Dirigían una agencia de detectives (era la excusa) poblada por empleados frikilondios. En un episodio, organizan una huelga. El grito de guerra era: «¡Ni golpe y cobrar!». Es decir, la vieja aspiración de muchos humanos, y no sólo de los de estas latitudes aunque acarreamos inmerecida fama de adictos a la vagancia. Lo de...
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