La agencia de calificación crediticia Moody's ha comunicado este viernes al cierre del mercado que ha retirado los 'ratings' sobre Grifols porque cree que tienen información “insuficiente o inadecuada” para respaldar el mantenimiento de las calificaciones.
En concreto, Moody's le ha retirado a la compañía catalana de hemoderivados el 'rating' de familia corporativa (CFR) de 'B3' y el rating de probabilidad de incumplimiento (PDR) de 'B3-PD'.
Asimismo, se han visto suprimidas las calificaciones sénior no garantizadas respaldadas por 'Caa2' de Grifols Escrow Issuer; las sénior garantizadas respaldadas por 'B2'; la sénior garantizada a plazo de B2 de Grifols y las sénior garantizadas de líneas de crédito bancarias respaldadas por 'B2' de Grifols World. Antes de la retirada, la perspectiva era 'estable' para todas las calificaciones.
Moody's ha explicado en el comunicado que ha decidido retirar las calificaciones porque cree que tiene información “insuficiente o inadecuada” para respaldar el mantenimiento de las calificaciones.
El comunicado de la agencia de calificaciones llega días después de que se sepa Grifols ha confirmado este lunes, antes de la apertura del mercado, que los accionistas familiares de la entidad catalana han llegado a un acuerdo con el fondo Brookfield para evaluar una posible oferta pública de adquisición (OPA) conjunta por la totalidad del capital social de la empresa de hemoderivados.
Este 2024 está siendo el año más convulso que se recuerda en esta endeudada compañía, tras la crisis abierta por el ataque del fondo especulativo Gotham City y su acusación de manipulación contable, las deficiencias halladas en sus cuentas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), las pesquisas de su homólogo estadounidense, la SEC, y el nombramiento de un nuevo consejero delegado, Nacho Abia, ajeno a la familia que controla el gigante de los hemoderivados.
Este movimiento con Brookfield sería una vía de salida para escapar a las continuas críticas a la errática gestión de la compañía. Los Grifols tuvieron que apartarse de la gestión para intentar taponar las críticas a la opaca gestión cruzada con el holding holandés Scranton, vinculado a la familia y a directivos clave del grupo.