En un país como el nuestro, en el que conviven
lenguas y acentos radicalmente distintos unos de otros, es posible que pases una semana fuera de tu lugar de nacimiento y te cueste acostumbrarte a la manera de hablar de quienes viven allí. Sobre todo si te mueves en ambientes más coloquiales, hablar el mismo idioma no te salvará de
algún que otro malentendido.
Seguir leyendo...