La República llega a la sala de exposiciones de Dédalo (Sáenz Peña 295, Barranco), en donde la artista Denise Jiras viene dando los últimos toques a su nueva individual: Puerto Eten, la cual va del 12 de julio al 11 de agosto.
Pero esta muestra tiene una característica especial para Jiras, porque “este es el proyecto más ambicioso de mi trayectoria, al que le he dedicado mucho tiempo”, señala la artista haciendo un alto a la adrenalina del montaje. No es poco lo que precisa, si tenemos en cuenta el tránsito que ha experimentado su obra, premiada en Perú y en el extranjero, y con ecos que se pueden ver en la actualidad, como el mural permanente en el Museo Nacional Chavín de Huantar. Además, para Jiras, la serie de fotografías de casonas de Puerto Eten, es “igualmente un trabajo personal, siento que estas casonas se acercan a lo que soy yo. Las casonas son mi personaje, su arquitectura tiene algo de mí, como de reconstruido, algo de pasado presente, algo contemporáneo, del mismo reciclaje de sí mismas, de los colores, de la composición, de la estética”.
Jiras tenía en mente fotografiar las casonas chiclayanas de Puerto Eten y la oportunidad llegó en la pasada Semana Santa, que coincidió con un campeonato nacional de frontón, en Chiclayo, en el que participaría su hijo mayor. Una vez allá, contrató el servicio de un taxista y se dirigió sola a este distrito norteño con fama de sempiterno cielo celeste. “Creo que es un resumen de todo lo que he ido avanzando. Todas las investigaciones que he realizado en cuanto a materiales, técnicas, uso de los colores y el tratamiento de los mismos personajes. En Puerto Eten, estoy incluyendo el cielo celeste, porque en el norte tienen un cielo espectacular y no podía no incluirlos en la composición. Los cables de los postes, por ejemplo, toman un rol protagónico, y hay personajes externos, pienso en animales como el gallinazo, en las pelotas de fútbol, en las plantas, en símbolos patrios como las banderas. Hay mucha peruanidad”.
Esta muestra está avalada por la reconocida calidad de Jiras, pero bien sabemos que lo formal no es garantía de trascendencia. Cada obra tiene la luz distintiva de la artista, es decir, una marca de agua que en esta ocasión no es otra que la mirada de mujer de Jiras: “No me interesa preservar nada, menos estetizar la pobreza. No pretendo hacer un registro. Yo estoy usando lo que encuentro, es como ser un testigo y experimentar con cosas inertes. Estas casonas de Puerto Eten eran lo que estaba buscando”, dice la también activista feminista, fundadora del colectivo de artistas mujeres Exceptuando la regla, el cual “veo superpotente y con deseos de hacer algo importante y significativo para todos los años que vienen”.
Con el texto curatorial del escritor y académico Juan Carlos Ubilluz, Puerto Eten es una invitación a distintas lecturas (como debe ser), y qué mejor ejemplo cuando una familiar lejana de Julio Ramón Ribeyro ingresa a la sala en pleno montaje y queda fascinada con lo que ve. ¿Preservación? ¿Mirada personal? ¿Experimentación? En su indefinición, se transmite la riqueza de Puerto Eten. Esta es la exposición de una gran artista. Vayan a verla.