Fatma Hijazi sostiene el cuerpo sin vida de su hijo Mustafa Hijazi, de diez años, en Deir al-Balah, en Gaza, el 14 de junio de 2024. El niño murió por desnutrición y falta de medicamentos. La foto fue tomada por Ashraf Amra, de la agencia Anadolu.
Después de nueve meses de bloqueo casi total que impide la llegada de la ayuda humanitaria al asediado y bombardeado enclave de Gaza, de que grupos de colonos extremistas judíos han destruido cargas de alimentos, de que se pudran los comestibles en camiones que no pueden cruzar hacia Rafah, diez importantes expertos de la ONU han dicho en esta semana «que la campaña de hambre intencional y selectiva de Israel contra el pueblo palestino es una forma de violencia genocida y ha resultado en hambruna en toda Gaza».
Michael Fakhri, relator especial sobre el derecho a la alimentación, estuvo acompañado en la declaración del martes por otros expertos, entre ellos Francesca Albanese, relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado desde 1967, y Paula Gaviria Betancur, relatora especial sobre los derechos humanos. de los desplazados internos. Dijeron que las recientes muertes de tres niños en varias partes del enclave llevaron a los expertos, que no hablan en nombre de las Naciones Unidas en su conjunto, a declarar que se ha producido una hambruna.
La relatoría de los expertos sobre el crimen incluye a «Fayez Ataya, que apenas tenía seis meses, murió el 30 de mayo de 2024 y Abdulqader Al-Serhi, de 13 años, murió el 1ro. de junio de 2024 en el Hospital Al-Aqsa en Deir Al-Balah», y a «Ahmad Abu Reida, de nueve años, murió el 3 de junio de 2024 en la tienda que albergaba a su familia desplazada en Al-Mawasi, Khan Younis. Los tres niños murieron por desnutrición y falta de acceso a una atención sanitaria adecuada».
Su conclusión se hace evidente: «Con la muerte de estos niños por inanición a pesar del tratamiento médico en el centro de Gaza, no hay duda de que la hambruna se ha extendido desde el norte de Gaza hacia el centro y el sur de Gaza», continuaron.
Realmente son pocos los reconocidos, pues se dice que al menos 34 palestinos en Gaza (la mayoría niños) han muerto de desnutrición desde octubre, cuando Israel comenzó su bombardeo del enclave en represalia por un ataque liderado por Hamás. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, anunció que «no habría electricidad», y agregaba: «No se permite la entrada de alimentos ni combustible» a Gaza.
Como respuesta, el cinismo de un régimen que no se ha puesto límites para lograr su propósito de diezmar a la población y apoderarse de la totalidad del territorio palestino, cuando funcionarios israelíes dijeron que recientemente han aumentado la ayuda permitida a Gaza, pero cientos de camiones siguen varados en Egipto y el presumido muelle flotante construido por Estados Unidos no ha mejorado significativamente la crisis humanitaria.
La realidad es que casi medio millón de personas enfrentan la inseguridad alimentaria, por tanto, están en alto riesgo de sufrir hambruna. «El mundo entero debería haber intervenido antes para detener la campaña genocida de hambruna de Israel y evitar estas muertes...».
Precisamente, el Consejo de Relaciones Islámicas-Estadounidenses se pronunció también sobre la complicidad cuando pidió al Gobierno de Estados Unidos, el mayor financiador internacional del ejército de Israel y un persistente defensor de sus acciones en Gaza, que garantice un acuerdo de alto el fuego y que los palestinos reciban la ayuda humanitaria necesaria. Así lo citó un artículo publicado en commondreams.org: «Esta complicidad debe terminar y se debe ofrecer al pueblo palestino un futuro en el que esté libre de ocupación y pueda vivir con dignidad».