Últimamente, el tratamiento político y mediático de la inmigración ilegal me produce una severa disonancia cognitiva. Periodistas y políticos como Sira Rego nos hablan de los pobres niños y ¡niñas! migrantes; pero por más voluntad que pongo, sólo veo tiarrones que llegan por mar a Canarias y que luego son repartidos en aviones por toda España. Si realmente arribaran a nuestras costas cayucos repletos de niños y niñas, los telediarios abrirían con imágenes de sus caritas pixeladas para hacernos chantaje emocional. Y la histérica de los pendientes de plumas del Ministerio de Igua ...