Vox ha ido hasta el final con su órdago y Santiago Abascal ha anunciado este jueves que el partido ha tomado la decisión de romper los gobiernos autonómicos con el PP. De esta manera, el partido quiere proyectar credibilidad en su discurso sobre la inmigración, ya que es una de sus banderas políticas en un momento en que el debate migratorio está socialmente más en el centro que nunca. Además, Vox también da un golpe encima de la mesa en un momento marcado por la presión que está ejerciendo el nuevo partido del activista Alvise Pérez y por el giro dado en Europa al abrazarse con Víktor Orban y salir del grupo de Giorgia Meloni.
Cabe recordar que Vox toma la decisión de romper con el PP porque el partido de Alberto Núñez Feijóo ha aceptado la acogida de 347 menores migrantes por "sentido de Estado" y se van a repartir por las distintas autonomías de España, algo que Abascal considera una línea roja.
En total, Vox forma parte de cinco gobiernos autonómicos: Comunidad Valenciana, Aragón, Castilla y León, Murcia y Extremadura. En esos cinco ejecutivos, alberga un total de cuatro vicepresidencias y once consejerías, lo que supone un espacio de poder importante en cada territorio y más aún teniendo en cuenta que ha asumido departamentos que permiten desplegar parte de su discurso (sobre todo, en el mundo rural). Está por ver si esa renuncia a las consejerías se acaba trasladando también a un rechazo a pactos con el PP, que permitan a los populares seguir gobernando y sacando adelante los Presupuestos en cada una de esas cinco autonomías.
En una comparecencia más tarde de las 21.30 horas (con bastante retraso de lo previsto) tras una jornada llena de cruces de acusaciones y reproches con el PP, Abascal ha hecho el anuncio después de la reunión que ha mantenido el Comité Ejecutivo Nacional del partido. Abascal y Vox han querido acusar desde el primer momento al PP como culpable de la ruptura ya que consideran que la decisión de acoger a los jóvenes migrantes es "unilateral" por parte de Feijóo, sin contar con las autonomías.
Vox da un golpe encima de la mesa en un momento que, electoralmente, va a ser muy difícil medir ya que, ahora mismo, el horizonte está despejado y no hay ningunas elecciones previstas en el corto plazo, salvo que Pedro Sánchez convoque a finales de año ante la imposibilidad de aprobar los Presupuestos de 2025. El partido de Abascal ha superado el último ciclo electoral arrojando dudas, aunque ha acabado resistiendo tanto en el País Vasco como en Cataluña y el Parlamento europeo, donde ha crecido.