Gérard Larcher , presidente del Senado, segunda cámara del Parlamento nacional, conservador moderado, el Nuevo Frente Popular (NFP) , que representa a todas las fuerzas de izquierda, Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), la opinión pública nacional, y todos los medios de referencia, nacionales y europeos, censuran o critican severamente las iniciativas y proposiciones de Emmanuel Macron por precipitar a Francia en una crisis política sin precedentes, acompañada de una «puñalada» contra Europa. La mañana del jueves, Larcher resumió el comportamiento del jefe del Estado, desde hace dos semanas, con esta sentencia: «No se juega con Francia. Es muy peligroso». Marine Le Pen , reaccionó a la propuesta macroniana de negociar una coalición «contra los extremos», con estas palabras: «El presidente ha montado un circo indigno». Mélenchon denunció las proposiciones presidenciales de este modo: «El presidente quiere robarnos el resultado . Debe inclinarse ante nuestro triunfo». Olivier Faure , primer secretario del PS , ha sido menos brutal, pero igualmente firme: «El presidente debe respetar el resultado electoral. Nosotros hemos tomado nuestra decisión: debemos aplicar nuestro programa». Laurent Wauquiez , líder de Los Republicanos (LR, derecha tradicional), hace un análisis igualmente severo del comportamiento del jefe del Estado: «Se está formando un eje inconfesable entre Macron y Mélenchon, para intentar aislar a nuestra derecha. No lo conseguirán». Entre sus propios ministros, todavía en ejercicio, tampoco existe ninguna unanimidad hacia el comportamiento presidencial. Gabriel Attal , primer ministro en cuarentena , y Gérard Darmanin , ministro del Interior, durante varios días, todavía, se disputan a cara de perro, silenciosamente, el posible puesto estratégico de la presidencia del grupo de los amigos del presidente en la nueva Asamblea Nacional, que debe reunirse, por vez primera, el próximo día 18. La opinión pública, atónita, tras los resultados electorales, tampoco oculta su inquietud de fondo. Según un sondeo publicado por el matutino conservador Le Figaro, el 60 % de los franceses estiman que la disolución la AN y la convocatoria de elecciones anticipadas fue, hace dos semanas, una «mala o muy mala decisión». Otro 65 % se dicen «insatisfechos» del resultado de la segunda y definitiva vuelta electoral, dividiendo la Francia parlamentaria en tres grandes bloques sin mayoría parlamentaria sólida, anunciando un largo periodo de crisis e incertidumbre . Los sindicatos de funcionarios apoyan la formación de un gobierno de izquierdas. En nombre de los sindicatos agrarios mayoritarios, la Coordinación rural declaró la tarde del jueves: «El programa de la extrema izquierda es un proyecto de asesinato de nuestra agricultura». Se espera que Macron anuncie la dimisión de su gobierno el próximo día 17. La incertidumbre política se agravará. La nueva Asamblea Nacional (AN) no podría censurar a un gobierno dimitido. Y el presidente podría seguir «esperando» que «alguien» le presente un proyecto de coalición «estable». «Reflexión» que puede durar días o semanas. Según el sondeo de Le Figaro, una mayoría de franceses se dicen partidarios de «esperar» al mes de septiembre para poder negociar una «gran coalición» que integrase muy diversas fuerzas políticas. Los analistas políticos más respetados, en Francia y Europa, multiplican sus críticas de fondo contra Macron. Dominique Schanapper , gran socióloga, comenta: «Tras un primer mandato de Macron, y dos años después deseo reelegido, las cuentas del Estado se encuentran en una situación inquietante. Si ese problema no se explica con claridad se pone en peligro el funcionamiento de la democracia». Timothy Garton Ash, referencia internacional en cuestiones europeas, sentencia: «Hace apenas unas semanas, Macron nos recordó que Europa está amenazada y es mortal. Su locura y soberbia han clavado una puñalada en la espalda de Europa».
